La forma de emplear el ocio siempre ha sido algo aleatorio y acorde a los tiempos que corren en cada momento. Cuando a mí me tocó jugar, apenas existían los juguetes individuales. El juego se concebía como algo a practicar en grupo, entre otras cosas porque los medios económicos de las familias de entonces así lo aconsejaban.
Al ser una práctica grupal, generalmente requería que se efectuara en plena calle, donde disponíamos del espacio necesario. En aquel tiempo, nuestras habitaciones distaban mucho de las de hoy –un espacio personal donde la intimidad se encuentra a resguardo del alcance de los ojos del resto de la familia-, sino habitáculos masificados, cuya superficie útil se apuraba al máximo para albergar al mayor número de hermanos.
Era raro, casi anecdótico, encontrar en aquella época un amigo que dispusiera de habitación exclusiva y no perteneciera a las clases pudientes de la ciudad.
Hoy el juego de los jóvenes se practica en un alto porcentaje en soledad, aislado a cal y canto en tu habitación frente a una pantalla y con un mando plagado de botones entre las manos. Los tiempos han cambiado y en el mundo de la realidad virtual, los videojuegos se llevan la palma.
Los padres ya no están preocupados porque los hijos puedan sufrir accidentes fortuitos durante sus juegos callejeros, sino por los efectos nocivos de los videojuegos en sus vástagos, ya que un buen número de ellos fomentan valores contrarios a los derechos humanos o directamente ensalzan la violencia y enaltecen actitudes discriminatorias de todo tipo.
Ante esta problemática, ONG como Intermón Oxfam, ACNUR, UNICEF, Save the childrens y Manos Unidas han decidido no permanecer con las manos quietas y están desarrollando videojuegos que fomenten la solidaridad y la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente, destinando en muchos casos los fondos recaudados a acciones concretas en diversas partes del mundo.
Para informar a quienes se sientan sacudidos por dicha preocupación y quieran obtener una alternativa válida para combatirla, Azucena García ha escrito un excelente artículo en la revista Consumer.es donde facilita todos los datos, la información y los enlaces necesarios para hacerse una idea completa al respecto.
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1 comentario:
Me parece muy positiva esta salida, así se intenta volver a los valores antiguos sin necesidad de las magulladuras físicas propias de los juegos de esa niñez inocente y salvaje que tú tuviste y que mis padres me han contado...Un beso
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