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08 enero 2008

Los silencios de la Historia


En un artículo titulado “la paradoja andante”, publicado en La jornada, el periodista y escritor Eduardo Galeano anuncia la próxima aparición de su libro “Espejos”, una especie de historia universal donde “se narran episodios de la aventura humana, desde el punto de vista de los que no han salido en la foto”.



En el apunte de algunos de los hechos que aparecerán en el libro que hace en el artículo se pueden degustar paradojas y contradicciones históricas que no tienen desperdicio. Os dejo aquí algunos para deleite de los curiosos que merodean por el blog.

En el British Museum, las esculturas del Partenón se llaman “mármoles de Elgin”, pero son mármoles de Fidias. Elgin era el nombre del inglés que las vendió al museo.

Los hindúes fueron quienes primero supieron que la tierra era redonda y los mayas crearon el calendario más exacto que se conoce.

John Locke, padre del liberalismo y filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos.

Hasta el año 1986 fue legal el castigo de los niños en las escuelas inglesas, con correas, varas y cachiporras.

En nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad, la Revolución Francesa proclamó en 1793 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Entonces, la militante revolucionaria Olimpia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana y la guillotina le cortó la cabeza.

El primer lugar en el que el aborto y el divorcio fueron derechos de las mujeres fue el Imperio Bizantino hace mil quinientos años.

En las olimpiadas de 1936, organizadas por Hitler, Perú derrotó por 4 a 2 a la selección de Austria, país natal del Führer y el Comité Olímpico anuló el partido.

La fundación Rockefeller financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi, la Coca-Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán y la IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos mediante el sistema de tarjetas perforadas.

En 1964 Estados Unidos invadió Vietnam por haber atacado dos buques estadounidenses en el golfo de Tonkin, al final de la guerra, el ministro de Defensa, Robert McNamara, reconoció que el ataque de Tonkin jamás había existido. Cuarenta años después la historia se repitió en Irak.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué sustancioso!!!Y qué gran ser Galeano, todos deberíamos de escucharlo y leerlo un poco más, porque dice buenas verdades...

...flor deshilvanada dijo...

Aquí estoy...

Vendré a leerte más seguido ahora que volví a encontrarte.

Es un placer leerte, sigo recorriendo el blog.

Saluditos!