Al menos eso es lo que debió pensar Alexandr Kuleshov, un letón desempleado y alcohólico que vagabundea sin rumbo desde hace años las calles de Riga, la capital del Letonia, cuando lo recogió un lujoso automóvil y lo condujo a un salón de belleza para, posteriormente al acicalamiento integral, ser trasladado a la mansión del millonario hombre de negocios July Kruminsh, que había accedido a materializar la iniciativa de la revista “Privata Dzive” de regalar a un mendigo el sueño de pasar “un día en el paraíso”, con la finalidad de motivarlo a encontrar “un objetivo que procurar en la vida”.
La duda razonable que me asalta ahora es si al adinerado hombre de negocios, una vez realizada la ruta de los andrajosos de la ciudad, le servirá la experiencia para procurarse “un nuevo objetivo que alcanzar en la vida”.
4 comentarios:
hola Jack, he estado mirando un largo rato esa fotografía y, aunque tengo muy desarrollado el sentido de la intuición, no he sido capaz de discernir quien era quien, los dos tienen la mirada llena de soledad.
Leí tu cuento All Inclusive y puedo decirte que conozco muchos casos parecidos y que superan, incluso, los límites de lo posible.
Espero que sigas obsequiandonos con más buenas noticias como esta. Un beso!
El alma está demasiado profunda, más que asearse el alma lo que esta gente se lava es la "cara". No conozco a este señor millonario pero apostaría a que detrás se esconde una campaña de lavado de imagen.
La parte buena es que por lo menos el vagabundo tuvo un gran día, igual alguno de estos te toca a ti Jack...
Puros habanos, piscina climatizada y camisas de 600 dólares. Menuda mierda. ¿Eso es un buen día?.
Se me ocurren cientos de alternativas mejores sin "lujos". Lujo; creo que es una de las palabras más feas que existen.
Saludos.
La verdad es que yo tampoco sabría decir quién es quien, pero éso es lo de menos ¿no creéis?.
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