Irene Lozano
"La precarización de la profesión no es evidente, porque salir en televisión o firmar en un periódico conceden un estatus aparente, aunque no se corresponda con un nivel de vida real. Pero lo cierto es que con 96.000 pesetas del año 80 uno se podía alquilar un piso decente, mientras que con 600 euros del año 2010, apenas se puede alquilar una habitación si quiere seguir comiendo. La proletarización del periodismo es, de hecho, una noticia. Y sin embargo, los medios todavía no la han publicado. No lo hacen porque tendrían que asumir, o criticar, el efecto pedagógico que los despidos y la pérdida de poder adquisitivo ejercen sobre los periodistas. En las redacciones hoy cunde un mensaje: no te muevas, no molestes, no abandones el camino trillado. Si lo haces, no llegarás; y si has llegado, puedes ser el próximo en salir.
No hace falta un gran esfuerzo de imaginación para saber que ese ambiente coactivo estimula el servilismo y el asentimiento y, por tanto, es el enemigo número uno del trabajo intelectual. Difícilmente se puede informar en libertad, crear, arriesgar o tratar de hacer valer el criterio propio que se le supone a un periodista, cuando en su mente se ha instalado como prioridad absoluta la supervivencia laboral a cualquier precio. Y ese precio lo estamos pagando en deterioro de la información y de la opinión. El problema no es que las empresas periodísticas quieran ahora mercenarios puros, disciplinados y obedientes: probablemente sea lo que siempre quisieron. El problema es que ahora los periodistas están mucho más dispuestos a serlo. Y el problema aún mayor es que, si los mismos periodistas no pelean por su independencia, la sociedad pensará con todo derecho que no debe de ser muy importante."
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31 mayo 2010
Periodismo proletario
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