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28 febrero 2010

Mi tierra

Agonizaba la década de los setenta. Acababa de alcanzar la edad de 23 años y no tenía ni trabajo ni tampoco muchas esperanzas de encontrarlo. Lo que sí tenía eran unas ganas enormes de vivir y de transformar de alguna manera aquella sociedad que me estaba asfixiando entre sus muros invisibles y milenarios.

Los andaluces decidimos salir a la calle a pedir tierra y libertad y un referéndum que nos permitiese ser en parte dueños de nuestro destino, a pesar de que poco después, en Madrid, aquellos que se frotaban continuamente el pecho con los colores de nuestra bandera y alardeaban de ser los únicos herederos de Blas Infante intentarían hacer un trueque de mercadillo con la UCD de Adolfo Suárez, cambiando las ilusiones de todo un pueblo por un miserable grupo parlamentario que no habían sabido conseguir en las urnas con los votos de los andaluces.

La Avenida de la Constitución de Sevilla, entonces creo recordar todavía Avenida de José Antonio Primo de Rivera, se llenó de banderas verdiblancas y de gente de todas las edades y condiciones exigiendo libertad y respeto para la voluntad de todo un pueblo.

Recuerdo que durante aquella manifestación pacífica, cuando alcanzábamos la esquina del Ayuntamiento, comenzaron a caer objetos lanzados desde el último piso de la confitería Filella. Allí se encontraba una de las sedes de la Fuerza Nueva de Blas Piñar en la ciudad. Instantes después los cachorros de la nueva Falange bajaron de su cueva y atacaron con bates, porras y cadenas la cabeza de la manifestación.

Al principio la gente se dispersó presa del pánico por las calles y plazas adyacentes, pero a los pocos minutos se hicieron conscientes de que no habían ido hasta allí para salir corriendo a las primeras de cambio. En aquella época, que los fascistas atacaran cualquier manifestación se signo contrario a sus ideas era de lo más habitual. Se había convertido en su forma natural de expresión.

En un margen escaso de tiempo fueron acorralados y se refugiaron de nuevo en las cavernas oscuras de su sede, protegida por la policía para evitar nuevos enfrentamientos. La gente continuó la marcha con sus gritos y reivindicaciones olvidándose pronto del altercado. No habían ido allí a buscar camorra, sino a expresar la voluntad de todo un pueblo que no estaba dispuesto a dejarse engañar de nuevo.

Aquel triste cuatro de diciembre de 1977, recién licenciado del servicio militar, tuve que asimilar con tristeza que una bala traidora y cobarde le había arrancado la vida a Manuel García Caparrós, un joven de 19 años, en Málaga, en una manifestación exactamente igual a la que yo había acudido. La conquista de nuestro referéndum, desgraciadamente, también tuvo su cuota de sangre.

Puede ser que los andaluces hayamos perdonado éste y otros agravios, pero de lo que estoy totalmente seguro es que jamás olvidamos.

Hoy, más de treinta años después, todavía caminamos juntos por el sendero que decidimos iniciar aquel día.



8 comentarios:

Juan José Calderón Amador dijo...

yo estaba abajo, antes de la bulla...los de Fuerza Nueva ... bajaron con una bandera a provocar... la policía cargo contra los jóvenes q allí estábamos... encima de la confitería nos pusieron un arma apuntando a nuestras cabezas... igual que hicieron también delante mía en el instituto San Isidoro... nombres famosos... campaban a sus anchas... posteriormente fué la batalla campal... adoquines... etc... pero la policía en vez de defender a los de abajo ... defendieron a los de arriba...
saludos y salud

Juan José Calderón Amador dijo...

juntos unos más que otros... un recuerdo a ...
23 feb 1981, Milan del Bosch y Tejero asaltan el congreso y las calles querella criminal al documental Rocío:8 abril secuestro judicial #23F

Persecución, secuestro y censura del filme Rocío de Fernando Ruiz Vergara. Rocío durante el año 1981/1982

Gregorio Verdugo dijo...

eraser: ya también estaba allí abajo. Fui de los que se quedaron en la Plaza de San Francisco a batirse el cobre con aquellos cafres, pero la policía nos lo impidió y es verdad que se corrió el rumor de lo del arma, algunos aseguraron que la habían visto en la azotea.
Lo importante es que les vencimos, desde entonces han ido en franca decadencia, pero hubo un momento en aquellos años que todavía eran los reyes de Sevilla.
Gracias por el enlace, lo leeré con atención.

Paco Fombella Ibarz dijo...

Volvía yo de mi Madrid, mi origen, donde me habían intentado en el instituto quitar unos matones un alfiler donde había insertado unas bolitas verdes, blancas y verdes.
Acaba de llegar al que creía mi paraíso, ahora tengo más años, entonces 16...no sé si más utópico que ahora...que quien nace lechón...
He recordado el orgullo de la respuesta ante aquella provocación de "Filella", que yo, aun habiendo venido de Serrano...me hacía tragar salida. Si, miedo, recuerdo el miedo.
Pero desde mi constipado y manta sobre los hombros, me gustaría estar en la calle y este madrileño, a mucha honra, andaluz, extremeño y euskera, enarbolara una bandera Verde Blanca y Verde, como símbolo de lucha, paz y progreso, para la Humanidad…

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias por tu testimonio, Paco. Yo también recuerdo el miedo, pero mucho más la valentía con la que lo afrontamos.
Un abrazo.

Juan José Calderón Amador dijo...

Jack Daniel's y Paco Fombella .. me han llegao al alma vuestros testimonios... a algunos compañeros míos... esos de FN (Fuerza Nueva) bien que le dieron una y otra vez... y en algún caso con pistola en mano ...

Gregorio Verdugo dijo...

Eraser, también a algunos buenos amigos míos les sacudieron, incluso yo estuve una vez en un tris, pero ésa es otra historia.

Anónimo dijo...

30 años largos de democracia, con todas sus imperfecciones, ha permitido un cambio evidente en Andalucía (y en España). Tengo dudas si se hubiera conseguido lo mismo con autonomía o sin ella, porque a veces el volumen de politicastros y burocracias regionales asusta. En esa añoranza de ilusiones adoslecentes, muchos "símbolos" que tanto contribuyeron quedaron en el camino: "Triunfo", "Cuadernos para el Diálogo", "Por favor", etc., por citar sólo las revistas.
Dan