"Igual de absurdo es hoy pretender vender pedazos de plástico con música dentro que pedazos de árbol muerto con las noticias de ayer y que no se actualizan al hacer clic con el dedo sobre ellos.
Mientras sigamos jugando a subvencionar todo aquel modelo de negocio que la red vaya desintermediando u obligando a evolucionar, seguiremos demostrando patentemente la inmadurez de nuestra sociedad y de quienes la gestionan para hacer frente al progreso tecnológico. Los periódicos, como las discográficas, el cine y muchos otros sectores industriales, necesitan su catarsis: su crisis, su cataclismo, y su reconstrucción con una forma diferente. Y querer impedirlo no es más que querer prolongar su triste agonía."
Lo escribe Enrique Dans en relación con el debate de si salvar o no a los medios con dinero público, al igual que se ha hecho con la banca. Esta medida me suena a prórroga de emergencia, agarrarse a un palo ardiendo ante la desesperación de no encontrar una alternativa, una salida válida a la hecatombe inminente.
Porque si la caída en picado de los medios tradicionales parece no tener marcha atrás. ¿Hasta cuándo estamos dispuestos a subvencionar con el dinero de todos a un negocio deficitario? ¿Estamos hablando sólo de subvencionar o también de reestructurar un modelo de negocio caduco y en manos de empresarios que nada tienen que ver con la información? ¿Dónde quedaría la libertad de prensa? ¿Favorece esa medida el desarrollo de un prensa que promueva la formación de una opinión pública libre y plural?
Sinceramente, a mí no termina de convencerme y eso hace que me incline por el no.
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