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14 abril 2009

La prensa nacionalizada es menos prensa


El día en que iban a matar a la prensa, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) madrugó y pidió ayudas públicas para que pudiera sobrevivir y no se respondiese a la crisis de los medios con despidos masivos.

Alegó que desde junio del año pasado 2.221 periodistas españoles han perdido su empleo y suscribió el llamamiento realizado por la Federación Europea de Periodistas (EFJ) a la Unión Europea (UE) para que destinase ayudas públicas al sector.

La FAPE se equivoca de la noche a la mañana si piensa que por ese camino la prensa se va a salvar. Es cierto que se están destinando ayudas públicas para salvar a otros sectores de la crisis, especialmente sangrante es la transfusión de fluidos dinerarios que se ha llevado a cabo con la banca. Como también es cierto que la Constitución Española determina que es deber del Estado garantizar la existencia de una prensa libre y plural como pilar fundamental del Estado de Derecho.

Pero no lo es menos que uno de los problemas más graves y con mayor grado de responsabilidad en la crisis actual de la prensa es su excesiva dependencia de poderes fácticos ajenos al periodismo. Y el hecho de que los medios dependan en buena medida de los poderes públicos, es decir, de los políticos, no es una buena noticia para la prensa.

No creo que la prensa sea capaz, pendiendo del hilo del suero de las subvenciones públicas que te mantiene con vida, de desactivar esa fea costumbre que tienen los políticos de manipular todo aquello que se encuentre en la órbita de su influencia. Los periódicos tendrían infinitas más posibilidades de acabar siendo una prolongación del BOE que de ser el altavoz del pluralismo tan necesario en toda sociedad democrática.

No voy a escribir aquí cuál es la solución para la crisis de la prensa, porque la desconozco, pero si tengo claro que supeditarla a las ayudas provenientes de los foros de decisión políticos es amordazarla, maniatarla ante una realidad cambiante que necesita ser contada con libertad, nacionalizarla. Sería la crónica su condena de muerte anunciada.

Y todo ello sin entrar a valorar que los despidos que se producen en los medios son medidas más tendentes a perpetuar un volumen de negocio, y por tanto de beneficios, que a rescatar a la prensa del lóbrego abismo en el que se haya sumergida. ¿O es que habéis visto algún directivo entre esos despidos y yo no me he dado cuenta?

2 comentarios:

Im-Pulso dijo...

Em líneas generales, estoy de acuerdo con el planteamiento. Ayudas públicas = mediatización de los medios.

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias félix, es una ecuación que suscribo plenamente.