El gerente de Tussam, dice no a la publicidad del bus ateo, pero sí a que se publicite alcohol de manera subliminal en los autobuses

La campaña del bus ateo, que ya parecía tener el camino despejado para procesionar las calles de Sevilla a lomos de los autobuses urbanos, ha vuelto a encontrarse son el mismo escollo de siempre; la intolerancia del todavía gerente de Tussam, Carlos Arizaga, que volvió a esgrimir el argumento manido y tendencioso del contrato suscrito con la empresa concesionaria Clear Channel como impedimento a que se lleve a cabo.

Según manifestó ayer este ínclito y peculiar gerente «La situación es la misma que hace dos meses, cuando dije que sólo está permitida la publicidad comercial, y no ha cambiado nada, por lo que no puedo decir algo nuevo», con lo que volvía a descartar de nuevo la posibilidad de que la campaña en cuestión se pueda realizar.

Es cuando menos sospechosa la manera que tiene Arizaga de interpretar los contratos y las normativas que rigen la instalación de publicidad en los autobuses urbanos y la utilización de estos como soportes publicitarios.

Y digo esto porque, por ejemplo, la publicidad en los vehículos de Tussam de bebidas alcohólicas está totalmente prohibida por la Ordenanza Municipal que la regula, con la única excepción de la semana de Feria y tan sólo a aquellas bebidas que no superen los 11 grados de gradación.

Sin embargo, hoy me encuentro con esta sorpresa en una trasera de un vehículo de Tussam circulando por las calles mi ciudad.

Sorprendido, contacto con Tussam y me argumentan que no se trata de publicidad de bebida alcohólica ninguna, sino de una línea de ropa vaquera que la marca Legendario ha lanzado al mercado y que por eso lleva la dirección de la web www.legendariojeans.com en un lateral, aunque tan pequeña que casi no se ve.

Ante mi insistencia de que el logotipo es el del ron Legendario y de que lo vaqueros, al menos que yo sepa, no “saben” a nada salvo a algodón, se enrocan en su postura y se niegan a dar otras explicaciones.

No contento con las excusas recibidas, comienzo una rápida y fácil investigación a través de Internet y descubro, para mi asombro, que la susodicha marca de ropa se lanzó en diciembre de 2008, por lo que dudo que el “sabor” de sus vaqueros se pueda retrotraer a 1946 como dice el anuncio.

Pero además, la línea de ropa está pensada, como ccuenta la noticia, “para uniformar al personal de bares y locales, desde los camareros a los responsables de la seguridad pasando por las azafatas”, por lo que dudo mucho de la viabilidad de un lanzamiento publicitario a gran escala para un target tan reducido. Por mucho que sus creadores digan que, si cuela, podría “convertirse en una futura línea de negocio”.

La cosa no se queda ahí, porque visitando la web de los vaqueros alcohólicos descubres que la línea de ropa tiene su propio logotipo que, casualmente, no es el que ilustra la publicidad que circula en los autobuses.

El que lleva la publicidad insertada en los autobuses de Tussam es el del ron, como puede comprobarse con total claridad en esta imagen.

Por lo visto, la escrupulosidad de este gerente, que gestiona de manera tan peculiar una empresa que se nutre del dinero de todos los sevillanos, se limita a cuando se trata exclusivamente a la campaña del bus ateo o similares, pero no actúa de la misma manera cuando le están colando otra que se salta a la torera la normativa municipal que la regula.

Como tampoco necesitó a nadie para ordenar por su cuenta la colocación de lazos negros en los autobuses durante tres días por la muerte de Juan Pablo II. Se ve que la publicidad religiosa, cuando a él le interesa, sí que entra de lleno en lo que normalmente se conoce como “comercial”.

Alguna vez he llegado a pensar que este señor, en vez de para Tussam, trabaja para el cielo o para alguna de sus innumerables delegaciones en la tierra.