Se está hablando y escribiendo tanto últimamente de las redes sociales que ya he leído más de un tuitero preguntarse si no se tratará de una campaña orquestada para criminalizarlas.
La verdad es que se está publicando mucha tontería al respecto, sobre todo a raíz del caso Marta del Castillo, donde ha habido quien se ha atrevido incluso a publicar titulares cuanto menos de un sensacionalismo imperdonable, por no decir otra cosa peor.
Y lo más curioso de todo es que la mayoría de los ataques, por no decir todos, provienen de los medios tradicionales, que con sutileza y tirando de los media events están orquestando una campaña contra los “peligros” de la red como pocas veces se ha visto en este país.
Desde mi punto de vista, se les ve el plumero. Porque tanto énfasis en los peligros ocultos en las redes sociales y en la pléyade de canallas que pululan por la red y tanto silencio a la hora de criticar la basura en que se están convirtiendo determinados medios, aprovechándose de una forma indigna del morbo y la miseria humana que acompañan siempre a la desgracia, da mucho que pensar.
Más les valdría a los medios tradicionales, en vez esparcir tanta mierda sobre todo lo que huela a Internet, preocuparse por mejorar los contenidos de sus diarios y darle dos manos de pintura a los códigos éticos que rigen en las redacciones, porque si algo ha quedado claro en todo este desgraciado suceso es que donde más dignamente se ha tratado el caso de Marta del Castillo ha sido, sin lugar a dudas, desde el periodismo que se hace en Internet.
Si los medios siguen diagnosticando con semejante tino el causante de sus males endémicos, está claro que la enfermedad que adolecen tiene ganada la batalla de antemano.
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