Primero empiezan con el rollo mercantilista de siempre, envuelto en hermosos deseos tras los que se ocultan veladas amenazas e inculpaciones colectivas que nada tienen que ver con la realidad.
"La vulneración de derechos de propiedad intelectual supone un fraude a la sociedad en su conjunto. Las infracciones de los derechos de propiedad intelectual no sólo perjudican a los creadores, sino que ocasionan cuantiosas pérdidas al sector de las industrias culturales, con la consiguiente destrucción de empleo y riqueza de un sector que está generando el 4% de la riqueza nacional. Asimismo, estas infracciones debilitan las garantías de los consumidores, que se ven desprotegidos ante productos que carecen de las garantías necesarias de seguridad y calidad, y suponen una amenaza para las posibilidades de crecimiento y desarrollo de la sociedad de la información, que pierde su sentido si se vacía de contenidos".
Para luego pasar directamente al despliegue de la amplia artillería pesada con la que pretenden defender los intereses de unos pocos en contra de los de muchos. Las huestes estatales obcecadas en la persecución ilógica de la cultura libre y el acceso universal y gratuito a la misma de todo un pueblo.
"En este contexto, un Grupo de expertos en las fases de investigación, persecución y enjuiciamiento de los delitos contra la propiedad intelectual pertenecientes a los Ministerios de Cultura, Justicia, Interior, la Agencia estatal de la Administración Tributaria, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, Fiscalía general del Estado, Judicatura, entidades de gestión de derechos de propiedad intelectual y la Federación española de municipios y provincias han elaborado este Manual en desarrollo del el Plan Integral del Gobierno para la disminución y la eliminación de las actividades vulneradoras de la propiedad intelectual".
Son los dos primeros párrafos de la presentación del "Manual de buenas prácticas para la persecución de los delitos contra la Propiedad Intelectual" elaborado por ese antro en que se ha convertido el Ministerio de Cultura para desvelarnos las noches al resto de los mortales. El mayor adalid de la campaña inquisitorial por una legalidad a su medida, que no moleste ni preocupe los intereses de unos cuantos cuya mayor virtud es vivr a costa del trabajo de los demás.
El Ministerio de los cojones debía poner el mismo empeño en que su protegido adoptara las formas de transparencia que la sociedad democrática exije.
Pero esa batalla no merece tal ejército, por supuesto.
Vía | @jborrego
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