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03 diciembre 2008

La república bananera de TUSSAM

No es que de repente Transportes Urbanos de Sevilla (TUSSAM) se haya despertado orillada por el manso rumor del abrazo del caribe, no.

Lo que ocurre es que esa pareja irrepetible, ese dúo magistral formado por los ínclitos Guillermo Gutiérrez y Carlos Arizaga, a la sazón vicepresidente y gerente de la empresa respectivamente, están campando a sus anchas por el patrimonio público, el de todos los sevillanos, haciendo y deshaciendo tan a su antojo, que ríanse ustedes de las repúblicas bananeras a las que tanto aludía Gabriel García Márquez.

Ahora, en el colmo de los despropósitos, han dado orden de restringir el acceso a Internet de buena parte del personal de administración. No se lo restringen ellos, por supuesto, ni a sus acólitos adláteres claro. Lo suprimen de los ordenadores del administrativo de a pie. Aquella máxima dictatorial de “cuanto peor informados mejor para nosotros” que con tan buenos resultados puso en práctica la dictadura que todos sufrimos en nuestras carnes décadas atrás. El conocimiento como rehén del poder imperante, a la vieja usanza.

Dirán que lo hacen por cuestiones de organización del trabajo, tal es el grado de apertura de sus mentes pre democráticas y obtusas, pero ése no es el motivo que impulsa a estos defensores del reino de la oscuridad y el silencio de ultratumba.

Tampoco hace falta hacer gala de una imaginación desmesurada para adivinarlo. El objetivo final es acallar voces, que no se hable, que no se opine, que no se sepa, que la información sea exclusividad de unos pocos, alineados con el poder, y sometida permanentemente a la manipulación e intoxicación que más les interese en cada momento. Un ejercicio en esencia democrático, con esa clase de democracia mutilada que tanto les gusta.

Cuando las mentes más avezadas apuntan a la interconexión permanente y la colaboración en línea como la forma más idónea de alcanzar la productividad, ellos deciden el regreso unilateral a la edad de piedra.

Es una maniobra obscena que no conseguirá callar a las voces discrepantes. Como espero que tampoco consiga enmudecer a quienes no cesan de pedir que se aclaren los hechos acaecidos.

El burdo intento de controlar la red pone de manifiesto la cortedad de miras de estos gladiadores del totalitarismo postmoderno. Hay que ser muy torpe para creer que con semejante maniobra van a conseguir algo diferente a la elevación, más si cabe, del clamor que se expande.

Abrir expedientes sancionadores por ejercer un derecho recogido en el convenio colectivo, tramitar “partes de referencia” poniendo en cuestión el dictamen de facultativos legalmente autorizados, sobrepasar los límites de la ética y la moral son los méritos esgrimidos por quienes se ven incapaces de encontrar soluciones válidas a una empresa que agoniza.

Poco importa, ellos tienen blindados sus pingües contratos, ellos se marcharán con sustanciosas indemnizaciones en sus bolsillos emanadas del dinero que pagamos todos mediante los impuestos.

Esa preocupación por reflotar una empresa estratégica para la mayoría de los ciudadanos no va con ellos, no les quita el sueño. Lo importante, lo que de verdad les motiva, es que la república bananera continúe siendo una isla de difícil acceso, lejos de la vista de todos.

Algunos acólitos suyos, que sé que me leen y luego van con el cuento a los despachos lustrosos, se habrán sorprendido de que el blog se haya actualizado hoy de nuevo, a pesar de la restricción de Internet. Son tan ignorantes que todavía no saben que las entradas a los blogs se programan con antelación para que se publiquen en el momento que uno quiera. Les voy a dar un consejo sobre lo que es de dominio público en la empresa: cuidaos de lo que ocurre en determinados despachos y dejaos el pelo largo después, aunque sólo sea para disimular.

Lo que ya dije en su momento, se están cubriendo de gloria. Tussam no se merece unos gestores así.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si al menos fuera una republica, aunque fuera bananera, me daria por satisfecho, el problema es que es una teocracia, y de las malas, de las que quemam en la hoguera a los disidentes, aunque a bien decir, no hay teocracia buena.

Gregorio Verdugo dijo...

Ni lo uno ni lo otro, nestor. Lo que tiene que ser es una empresa moderna, del sigo XXI (en algunos aspectos sí lo es) y servir de ejmplo a las demás.

Anónimo dijo...

Estos "señoritos" cortijeros no se saldran con la suya, por mucho que intenten acabar con Tussam,espero verles en el banquillo de cualquier juzgado y sentencidos por todas las tropelias que estan cometiendo en la empresa,tambiem deberia estar su LACAYO jefe de seguridad, pelota y chivato donde los haiga