Ya se conocen las líneas maestras del plan de lucha contra la prostitución que pondrán en marcha el Ayuntamiento de Sevilla.
La actuación se basará en tres ejes principales: atención especializada a las víctimas, planes de formación y empleo y acceso a viviendas. Todavía no tiene asignación presupuestaria, pero a grandes rasgos este es el esbozo del mismo.
El objetivo principal consiste en facilitar a las víctimas medidas para salir de una situación de explotación sexual.
Para ello se pondrán en marcha programas de reinserción con atención especializada por parte del 112, planes de creación de empleo con fondos europeos, acciones específicas del Área de Bienestar Social, la consideración de colectivo preferente en convocatorias sociales de ayudas económicas y acceso a viviendas y más apoyo para denunciar su situación.
El paquete de medidas irá acompañado de una plan especial de formación para el personal municipal que tenga que atender a este colectivo y para la población en general, apoyado en iniciativas publicitarias del tipo de la famosa campaña “¿Tan poco vales que tienes que pagar?”, que tan poco caló entre los sevillanos, y cursos en los centros de secundaria bajo el título genérico “La prostitución no es un juego”.
Las zonas de la ciudad sobre las que concretará la actuación municipal son Huerta del Pilar, Nervión, Plaza de Armas, la calle Radio Sevilla y los polígonos industriales.
Además de reforzar la policía y los servicios de limpieza en las zonas afectadas, en la futura ordenanza municipal que se redactará se recogerán sanciones a los clientes (me imagino que también a las prostitutas) y nada de la instalación de cámaras de video vigilancia del que había hablado el alcalde.
Todo eso está muy bien y es de aplaudir, pero a mí me continúa quedando la misma duda.
Porque es en los clubes donde se dan las condiciones más extremas de explotación sexual y donde las mafias operan a sus anchas. Los mismos clubes que pagan pingues impuestos a la corporación municipal.
Nada se habla de actuaciones específicas de inspección y control que les afecte, nada de incrementar la vigilancia sobre la situación de las mujeres que allí prestan servicio, nada sobre considerarlas trabajadoras por cuenta ajena con los requisitos y obligaciones que ello conlleva, como recientemente ha reconocido en una sentencia el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
Parece como si lo único que interesase fuera sacar la prostitución del campo de visión de los ciudadanos. Porque lo que no se ve no existe.
Pero la prostitución continuará siendo un problema social del que se benefician en exclusiva unos cuantos listillos, que no tienen escrúpulos a la hora de implantar condiciones similares a la esclavitud con tal de amansar ingentes fortunas, mientras la sociedad continúa mirando para otro lado.
Cualquier cosa menos admitir abiertamente que también se puede ser puta porque le da la gana.
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