Miles de personas que huyen de la violencia en Irak necesitan de forma urgente comida, agua, refugio y atención médica, incluso aquellos que llegan a zonas del país accesibles para las organizaciones humanitarias, según la organización médico humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF).
Más de 180.000 personas desplazadas se han refugiado en Kirkuk, una ciudad multiétnica cercana a las líneas del frente del conflicto, y siguen llegando nuevas oleadas. Muchas de ellas viven en refugios hacinados y en un estado deficiente, y sufren dolencias como infecciones urinarias y respiratorias, enfermedades de la piel y anemia, debido en parte a la falta de comida y agua. MSF es la única organización médica internacional que proporciona asistencia en la zona y hace un llamamiento a la asistencia internacional inmediata en Kirkuk y otras zonas donde se encuentran las personas desplazadas y vulnerables.
"Pese a las dificultades que acarrea la seguridad en Kirkuk, las organizaciones de ayuda humanitaria todavía pueden trabajar en la ciudad", señaló Fabio Forgione, coordinador general de MSF en Irak. Sin embargo añade que "hemos visto muy poca asistencia internacional; la ayuda procede en su mayor parte de organizaciones locales y es claramente insuficiente. Necesitamos que las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria den un paso adelante en sus esfuerzos en todo lo posible".
Más de dos millones de iraquíes han abandonado sus casas debido al conflicto armado durante 2014. Muchas personas permanecen en zonas directamente afectadas por la violencia y carentes de ayuda humanitaria. No obstante, aquellos que logran llegar a zonas más seguras también se enfrentan a la falta de atención y son los gobiernos locales y las comunidades que los acogen quienes se esfuerzan por responder a la emergencia.
"Cuando llegué a Kirkuk me sentí más seguro y ahora puedo dormir" —declara una mujer que huyó de los bombardeos en Beiji y ahora vive junto a su familia en un edificio inacabado de Kirkuk— "Pero nadie acudió a ayudarnos, excepto el gobernador (de Kirkuk) y la Media Luna Roja. No vimos a nadie más. Solicitamos colchones, cocinas, aceite, alfombras. Nadie nos ha dado nada".
Hasta ahora la respuesta internacional se ha centrado principalmente en el Kurdistán iraquí, donde se han abierto varios campos para personas desplazadas. Los fondos procedentes de donantes internacionales se han dirigido hacia esta región y no a otras zonas accesibles como Kirkuk.
"Las malas condiciones de vida y el hacinamiento influyen directamente sobre la salud de las personas”, afirma Forgione. "Tras huir de la terrible violencia, las familias necesitan una ayuda humanitaria básica que les ayude a aliviar la dureza del desplazamiento. Es preciso que la comunidad internacional aporte esta ayuda”, concluye.
MSF trabaja en Kirkuk desde 2010. Desde julio ha aumentado rápidamente su asistencia a la población desplazada, creando para ello hospitales móviles en seis puntos de la ciudad, centrados en enfermedades crónicas, atención maternal y pediátrica. En este tiempo, los equipos de MSF han proporcionado 5.821 consultas médicas y han distribuido 25.000 mantas y más de 3.700 kits con artículos de higiene entre las familias desplazadas.
Fotografía: Gabriella Bianchi/MSF.
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