El
pasado 10 de marzo allanaron la oficina, que también es la casa donde vive, de Leonel
Rivero Rodríguez, famoso abogado de derechos humanos mexicano, en Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas. Los asaltantes dejaron
las puertas traseras abiertas y las luces encendidas, pero no se llevaron
ningún documento confidencial.
Seis días
antes, el 4 de marzo, tres desconocidos irrumpieron en un hotel donde el
abogado se hallaba reunido con diferentes miembros de las comunidades del
estado de Michoacán para tratar con ellos una asunto delicado que está llevando
junto con su colega de Defensa Estratégica en Derechos Humanos A. C, Augusto
César Sandino Rivero Espinosa.
Además
el 17 de enero pasado, Leonel Rivero Rodríguez recibió amenazas por teléfono.
Le dijeron: "Mira no me estés chingando la madre porque te estoy hablando
bien verdad, porque yo soy, yo soy, no te voy a decir quién soy verdad pero soy
algo". Posteriormente presentó formalmente una denuncia ante la
Procuraduría General de la República, pero no se ha llevado a cabo ninguna
investigación sustantiva para identificar a la persona que hizo la llamada. El Gobierno
del estado de Chiapas ha prometido enviar un vehículo patrulla a su casa.
Leonel
Rivero Rodríguez ya ha denunciado otros actos de hostigamiento y vigilancia con
anterioridad. En marzo de 2013 recibió en varias ocasiones en su buzón de voz
grabaciones de conversaciones personales que había mantenido durante el día y
de reuniones con sus clientes, lo que indicaba que estaba siendo vigilado
y que quienes lo vigilaban tenían acceso a su casa y oficina. Todos estos actos
intimidatorios han sido puestos en conocimiento de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos.
La de Leonel Rivero Rodríguez no es una situación excepcional. Es extensiva a otros profesionales que trabajan en el mismo campo. Los abogados de Defensa Estratégica en Derechos Humanos tratan asuntos delicados, como la presunta desaparición forzada de dos presuntos miembros de un grupo armado de oposición, así como la de varios miembros de una comunidad indígena de Michoacán detenidos por su relación con un grupo comunitario de autodefensa.
Tras los
actos de intimidación de marzo de 2013, Leonel Rivero Rodríguez solicitó
medidas de protección del mecanismo encargado de la protección de los
defensores y defensoras de los derechos humanos y los periodistas, que prestó
protección policial temporal a tres de ellos. Tanto Rivero Rodríguez como
Sandino Rivero se han beneficiado antes de
medidas especiales de protección ordenadas por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos por amenazas que habían recibido en relación con otro asunto.
En
2012, las dos cámaras del Parlamento mexicano aprobaron por unanimidad la Ley
para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas,
que fue firmada por el presidente. El proceso de aplicación de esta ley ya ha
comenzado, e incluye la participación directa de representantes de la sociedad
civil, pero no establece protocolos operativos y directrices claras sobre
cooperación entre autoridades federales y estatales, y tampoco asigna recursos
que garanticen su eficacia.
Las autoridades no pueden dar por sentado que su
responsabilidad se limita a establecer un mecanismo de protección. La ley se quedará en papel mojado si no garantizan su implantación y la justicia no persigue a los culpables de estas
coacciones.
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