En
las sucesiones sucede como en los idilios: a menudo la indecisión obliga al
enamorado a deshojar la margarita para adivinar los sentimientos del ser amado.
La
pugna por el liderazgo del PP andaluz está siguiendo un guión calcado. Los resultados
desfavorables que reflejó el Barómetro de Opinión Pública de Andalucía 2012
sembraron la
inquietud en las filas populares y consiguieron hacer saltar todas las
alarmas.
Desde
entonces, dada la persistencia de Zoido en no desvelar sus intenciones de cara
a su futuro político, el nerviosismo ha campado a sus anchas, sobre todo ante
la evidencia incuestionable del beneficio colateral que los socialistas están
sacando del liderazgo del alcalde sevillano al frente de la formación
conservadora.
Los disidentes
y algún que otro pretendiente a la candidatura a la presidencia de la Junta
tras la tocata y fuga de Javier Arenas ya no se esfuerzan en disimular y
exigen, públicamente y en voz alta, a Juan Ignacio Zoido que deshoje de una vez
la puñetera margarita. Para tratarse de un
debate que no existe, por ser impertinente a estas alturas de partido, las
voces están obteniendo un sobresaliente en decibelios.
Las
puesta en escena de la pugna está siendo la habitual. Desde el aparato del
partido y los afines al Alcalde sevillano insisten con machaconería en que
ahora mismo no es la prioridad y que Zoido
no es un líder cuestionado. Todos aparentan coincidir en que el
debate tocará más adelante, pasadas ya la próximas elecciones municipales.
Sin embargo, las
voces internas que le requieren un posicionamiento claro y cuanto antes al
respecto no dejan de escucharse, especialmente las provenientes de la
Andalucía oriental.
Como
en toda familia que se precie, la
disputa conlleva el trasfondo de otras luchas de más enjundia, en este caso
en territorio nacional. Arenas es de esos tipos que dicen que se van pero nunca
acaban de irse y su confrontación con la secretaria general, María Dolores
de Cospedal, por el control interno del aparato del partido tendrá su fiel
reflejo a la hora de designar el próximo candidato a la Junta.
Zoido,
a pesar de su indiscutible éxito en las municipales sevillanas de 2011, no las
tiene todas consigo. Su condición de Alcalde de la capital hispalense y su
insistencia en entregarse por completo a Sevilla y sus ciudadanos son una lacra
difícil de sobrellevar cuando te tienes que patear los pueblos de la geografía
andaluza.
Ese
perfil localista y el esfuerzo que conlleva su apuesta por la micropolítica al
frente del consistorio hacen que el presidente de la Junta no cese de frotarse
las manos ante la aparente falta de liderazgo regional de su más directo
adversario. Griñán sabe de la dificultad de extrapolar ese tipo de estrategia
al ámbito autonómico. Lo que igual no sabe es que tal vez Zoido tampoco quiere
ser el aspirante a su sillón.
Artículo
publicado en sevilla
report.
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