Una democracia de los ciudadanos

Es el mapa en el que se visualizan los actos que se celebrarán el próximo 15 de octubre a nivel mundial durante la #globalchange, una acción que parte del Movimiento 15-M y se extiende a lo largo y ancho del mundo.

A pesar de ello, y de que será con toda rotundidad un éxito clamoroso, continuarán diciendo que son unas marginados perroflautas que no tienen otra cosa que hacer y se entretienen dando la tabarra.

Pero detrás de estas acciones se parapeta el descontento con una fórmula política que no satisface las necesidades básicas de los ciudadanos. Un método de intermediación política que se ha degradado y denigrado hasta la exasperación y que ha sido capaz de provocar la más enérgica repulsa entre los ciudadanos a los que dice representar.

No todos los votantes que legitiman los resultados de las elecciones se manifiestan, es cierto. Pero no hay que dejar de tener en cuenta los altos porcentajes de ciudadanos en los sondeos realizados que están de acuerdo con el grueso de las reivindicaciones del Movimiento. Un hecho que lo demuestra es el hecho de que los políticos sigan valorados como uno de los problemas más importantes que tiene el país.

El 15 de octubre se volverá a escuchar su voz en cientos de ciudades del mundo mientras los políticos continúan mirando hacia otro lado. Fingen que escuchan, que están atentos a las demandas ciudadanas. Pero no hay que esperar demasiado a que sus propios actos los desmientan y descalifiquen una y otra vez.

Ante este panorama, la única esperanza para aquellos que creen en un sistema más justo y solidario es que dicha voz se amplíe y magnifique hasta que no les quede más remedio que escuchar. Hasta que el descontento sea tan evidente y notorio y que no tengan otra salida que rectificar y trabajar para conseguir una democracia más justa y participativa. Una democracia de los ciudadanos y no de los mercados y los poderes fácticos.

La última palabra la tendréis siempre vosotros.