La mandamás del PP sabe que ha presentado la dimisión un político que no estaba imputado en ningún caso de corrupción, que su nombre no ha aparecido en ninguna grabación ordenada por un juez reconociendo dádivas y comisiones por favores efectuados desde el poder político, que no estaba implicado en ningún escándalo de espionaje ilegal contra los miembros de su propio partido.
De Cospedal sabe mejor que nadie que ha dimitido por pura coherencia política, cosa que se echa en falta en un partido como el PP que huele a mierda lo vuelques del lado que lo vuelque.
El único motivo, y quizás el más coherente, por el que Bermejo ha hecho bien en dimitir es porque no ha cumplido, como se esperaba de él, el mandato que se le encargó cuando fue nombrado. Nada que ver con cacerías de muflones ni con amistades con jueces más o menos mediáticos. Simplemente, la justicia no funciona y, me temo, que no funcionará jamás aunque le coloquen de ministro al mismísimo dios.
Pero la corrupción sigue ahí, esperando que alguien haga justicia. Los espionajes y seguimientos ilegales, lo mismo.
Ahora te toca a ti mover ficha, de Cospedal. Échale ovarios.
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