
Si os digo la verdad, a mí las cabalgatas que más me emocionan son las de los barrios, ésas donde los niños se acercan a las carrozas y las zamarrean para que los figurantes accedan a sus peticiones.
Este año estuve en dos, la de Ciudad Jardín y la de Nervión. Y disfruté como un enano, os lo confieso. Fue todo un espectáculo de risas y buen rollo.
Este año estuve en dos, la de Ciudad Jardín y la de Nervión. Y disfruté como un enano, os lo confieso. Fue todo un espectáculo de risas y buen rollo.

El rey Baltasar de la cabalgata de mi barrio, mi buen amigo Pepe Gamero, aplacó su mono de cada primeros de año repartiendo, además de una infinidad de juguetes de un tamaño considerable, bandejas de langostinos que fueron el cachondeo de la pléyade de beduinos que lo precedieron durante todo el desfile.
-¡Guarda langostinos pa los beduinos!.- le coreaban desde el asfalto hasta el trono de su carroza prestada.



Olé por ustedes.
2 comentarios:
¿Y la del vestido rojo con el corazón, de qué iba disfrazada?
¡Ah no! Que ese era otro post! Perdón!
noimporta: jejejeje. Sí era otro post.
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