Foto: Diario de Sevilla
Le llamaban El Jumbo. Residía en el barrio del Pumarejo desde siempre y le encantaba el flamenco. No era ningún indigente, como clamaron los medios, sino que tenía su familia, la pensión de la que vivía y su casa, donde recogía a los mendigos para ayudarlos. Su vida transcurría en la Plaza del Pumarejo, lugar al que amaba profundamente.
El pasado 23 de diciembre, uno de los mendigos a los que ayudaba, con 57 causas pendientes y una situación mental de la que no se tenía constancia, le clavó un punzón en el cuello y le arrancó la vida.
Ahora su familia y sus amigos del barrio honran a su memoria dignificando su persona y su implicación con el vencidario que tanto amaba.
1 comentario:
Me kedo sin palabras...descanse en paz Jumbo...
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