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04 septiembre 2008

Sarah Palin y su hija embarazada

Es la comidilla de la sección Internacional de los periódicos y me da un poco de vergüenza ajena, la verdad. La hija de 17 años de Sarah Palin, embarazada. Menudo titular, todo trascendencia informativa lo que encierra.

Y, claro, al momento saltan a la palestra los detractores y los partidarios ideológicos de una y otra corriente posicionándose y echando babas sobre el contrario. Toda un ejercicio de democracia.

A raíz de dos posts que he leído sobre el asunto, uno muy interesante de JG Noblejas en Sriptor.org y otro no menos de Montse Doval en Internet política, me he aventurado a escribir éste desde mi humilde parecer.

Me parece que no me creo que nadie quiera, ni esté en condiciones de decidir con esa edad y tal y como está el mundo, ser padre o madre sin asumir un riesgo demasiado elevado y de consecuencias bastante imprevisibles.

No he visto publicadas en ningún medio las declaraciones de Bristol Palin o de su pareja, Levi Johnston, afirmando categóricamente que la decisión de tener la criatura y casarse haya sido tomada por ellos de manera independiente, en el pleno ejercicio de su libertad individual. A pesar de que a esas edades, ciertas libertades individuales no están aún muy bien definidas, lo digo por experiencia, y pueden llevar consigo una trascendencia que no tiene después vuelta atrás. De todas formas, aunque lo hubiesen declarado públicamente me costaría creerlo.

No obstante, en lo que a mí respecta, si es una elección libre y responsable, no tengo nada que objetar. Aunque, según se deduce de la definición que hace de sí mismo el novio en su perfil de Myspace no me quede muy claro que este chico esté en condiciones de tomar resoluciones de tal calibre.

Por último, una chica de 17 años comete un desliz y se queda embarazada. ¿Y qué? A miles les sucede igual a esas edades y no se convierten de forma automática en titulares de las portadas de los periódicos. Después, tomen la decisión que tomen, sus vidas se difuminan en el fluir de la cotidianeidad hasta desaparecer sin que nadie se preocupe por ellas.

Oiga, es que su madre es candidata a la vicepresidencia del país más poderoso del mundo. ¿Y qué? Las hijas de las candidatas a vicepresidenta de los Estados Unidos también follan. ¿Alguien tiene alguna duda sobre esto?

De lo que, en verdad, yo me preocuparía, si es que merece la pena hacerlo por algo en este caso, es que la decisión de traer al mundo a la criatura y casarse “hasta que la muerte los separe” la haya tomado la pareja libre y responsablemente, sin presiones de ninguna clase y con sus riesgos y consecuencias.

Que no hayan sido pasto de las presiones de una familia ahogada en el corsé de una imagen coherente con una ideología determinada y acorralada por la presión de los medios de comunicación.

Lo que a mí me avergonzaría es que, como ha sucedido en multitud de ocasiones, esa criatura viniese a este mundo de mierda que estamos construyendo entre todos no por expreso deseo de sus padres, cosa que hasta halagaría, sino porque es lo más conveniente para el éxito y buen fin de la carrera política de su abuela materna.

Y, dada la utilización mediática que la futura abuela ha consentido de su propio hijo con síndrome de Dawn, al que no dudó en llevar a la convención republicana y que se convirtiera en el centro de atención de los objetivos de las cámaras de todos los medios de comunicación (¿aquí no vale lo de difuminar los rostros de los menores para proteger su intimidad?), pues permítanme que, al menos, albergue serias dudas al respecto.

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