Esta mañana conversé con una compañera de trabajo que estuvo más de un año de baja por depresión. Es madre de dos hijos pequeños y vive en Sevilla con ellos y su marido, sin ningún otro apoyo familiar.
-Me acosaron porque llamaba a casa todos los días para saber cómo estaban mis hijos.- me decía.
También me contó, muy cariñosa, que ahora, cuando ya se encuentra mucho mejor, es cuando de verdad se ha dado cuenta de lo mal que estuvo y de cómo lo pasó.
-En esta empresa no respetan a las personas, ni te tratan como tal.- afirmaba.
También me refirió que a una compañera, que ejerce de jefa de departamento y que ha pasado por un mal trago en cuestiones de salud, bajó el gerente a darle la enhorabuena en persona por haber superado la enfermedad y declararle la bienvenida tras su largo período de baja laboral. Mientras que a ella, que la ha tenido delante de su cara varias veces, no ha sido capaz ni siquiera de preguntarle cómo estaba.
-Yo prefiero que ni me lo pregunte.- aduje yo.
Estaba contenta por verse salir del pozo negro en el que la conducta irresponsable de algunos la habían hundido, pero yo vislumbraba tras el poso de sus preciosos ojos claros el hálito inconfundible de la tristeza.
Y es que no hace falta más que darse una vuelta por las noticias de cada día para darnos cuenta que estamos creando una sociedad de acosadores, quizá sin pretenderlo, pero igual de real y de inhumana como si lo hiciéramos adrede.
Se acosa a la gente en los puestos de trabajo sin valorar siquiera las graves consecuencias personales que ello conlleva. Son acosados los escolares por compañeros más crueles que no disciernen el verdadero alcance de sus actos. Se acosa y violenta a los indigentes para subir las filmaciones a Internet y que sirvan de regocijo a muchos tarados que pululan la red. Se acosa a las personas en general porque hemos perdido el respeto por el ser humano y, por lo tanto, el respeto a cada uno de nosotros mismos.
4 comentarios:
¿Sabes una cosa Jack? La mayor parte de las veces se trata sencillamente de ENVIDIA. Si tu amiga tiene una pareja que le quiere, unos hijos, salud y un trabajo que le permite vivir decentemente... eso para muchos ya es un "delito" y si pueden te joden.
Casos asi hay a patadas y me he dado cuenta que la envidia (insana) corroe muchos corazones. Qué pena.
Estoy totalmente de acuerdo con noimporta, desgraciadamente la envidia lleva a eso, en el fondo todos esos acosadores son una panda de pobres diablos, de desgraciados faltos de amor, piénsalo bien, ellos son los dignos de pena aunque hagan tanto daño. Siempre he dicho que me da más miedo una persona necia que una malvada.Ellos son los que deberían ir al psicólogo.
Aunque estoy completamente de acuerdo con vosotros, voy a hacer por un momento de abogado del diablo. En una de las empresas donde trabajé, un chico llamaba cada día a su novia, de la que estaba perdidamente enamorado, para ver como estaba. La llamada se hacía desde el fijo de la empresa, duraba unos 20 minutos en horario laboral... y era a Munich. A dicho empleado no se le "acosó", pero su comportamiento produjo que al resto nos restringieran el uso del teléfono, que hasta entonces era bastante flexible, por lo que al final fuimos los propios compañeros los que le tuvimos que llamar la atención (y no por envidia precisamente).
No creo en el acoso porque me parece feudal y poco moral, pero tampoco creo en "el profe me tiene manía". Siempre intento ver las dos versiones de las cosas (y ojo!, no estoy opinando sobre este caso concreto, que desconozco).
Un saludo a Jack y enhorabuena por este excelente blog que acabo de descubrir (aunque yo soy más de "Four Roses Bourbon")
Quizás por eso dicen que hay envidias que matan.
Coyote, aunque comparto contigo que puede haber quien abuse de esto, como en casi todo, es cierto que lo más normal, cuando sufres una situación de acoso, es que te sientas perseguido durante un tiempo. Forma parte del cuadro clínico del caso y no lo dejarás de sentir hasta que los superes. Al menos eso le he oido a los especialistas.
Un abrazo a tod@s.
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