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20 mayo 2008

El hambre asola Afganistán

Afganistán vive una situación desesperada. Anthony Banbury, director para Asia del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas dijo durante una reciente visita que el Tsunami silencioso, como llama a la crisis alimentaria que está sacudiendo a los países en desarrollo, se está cebando con los pobres y los desempleados, especialmente en Kandahar.
Afganistán, además de ser uno de los países más pobres, se enfrenta a un conflicto prolongado, al desplazamiento, al escaso desarrollo de los mercados y a la destrucción de infraestructuras, que dejan al país especialmente vulnerable a la crisis de los precios de los alimentos.
Según Banbury, los sectores más pobres de la sociedad afgana gastan un 70% de sus ingresos brutos en alimentos y las constantes subidas de precios ponen las necesidades básicas “simplemente fuera de su alcance”.
De una población de 32 millones de personas, unos seis millones ya están recibiendo ayuda alimentaria y el Programa Mundial de Alimentos ya ha acordado con el gobierno reabrir un plan de asistencia a través de las panaderías para los pobres. Se trata de un programa que funcionó en los años del gobierno talibán y que se interrumpió tras la invasión americana a finales de 2001.
Los precios de la harina y del pan se duplicaron de repente en el espacio de dos semanas en Mayo, después de que la vecina Pakistán bloqueara el trigo y la harina de las exportaciones. Los comerciantes se vieron obligados a traer la harina de contrabando a través de tortuosos caminos de montaña. El gobierno ha empezado a distribuir harina en los mercados de Kandahar, pero la inflación se mantiene en el 22% y la situación se hace insostenible.
Especial relevancia tiene el caso de los 172.000 maestros del país, los funcionarios con los salarios más bajos del Gobierno, muchos de los cuales se niegan a ir a trabajar porque no alcanzan a final de mes. Banbury afirma que esto no es más que el fiel reflejo de que la situación está alcanzando un deterioro progresivo.
El gobierno fue de los primeros en advertir la amenaza de crisis alimentaria y en enero hizo un llamamiento de ayuda al Programa Mundial de Alimentos, que recaudó 75 millones de dólares para un período de seis meses de asistencia complementaria.
Por otro lado, el gobierno invierte 50 millones de dólares en la distribución de harina y se planifica para aumentar la ayuda internacional hasta final de año, aunque según Banbury no soluciona la hambruna de Afganistán. En su opinión, la comunidad internacional ha fracasado al no invertir primordialmente en agricultura, sector del que depende la mayoría de la población, y solicitó un programa a gran escala para la distribución de semillas mejoradas y herramientas a los agricultores para que se aumente la producción de alimentos.
Kandahar es asolada diariamente por los asaltos en los mercados de harina, en los que hace dos semanas resultaron heridas dos personas. Los habitantes temen no ya a las bandas criminales, algunas de ellas relacionadas con los talibán, sino a la desesperación que comienza a fermentar en el ánimo de la población en general, que pueden desembocar en brotes de violencia como los registrados en Haití o Somalia. Si la cosa continúa así, es más que probable que la gente saquee los mercados empujados por el hambre y la desesperación.
Vía |The New York Times

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la comunidad internacional es un monstruo ciego y sordo, no tiene tacto en sus dedos y nunca tuvo corazón, en ese lugar bombea ,solamente, la estúpida avaricia.
Gracias por hablar de ellos, Jack

Anónimo dijo...

que más se puede añadir....afganistan, etiopia, somalia, etc.

No puedo entender x q? un ser humano muere de hambre en un mundo donde sobra de todo.

siento una profunda vergüenza y no ajena.

Un beso.

Lp me gusta como lo has dicho, avaricia en lugar de corazón, que triste.Un beso.