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22 mayo 2008

El debate de la energía solar en Alemania

Alemania es un país comprometido con el medio ambiente. Fue capaz de alimentar la alternativa prometedora de la energía solar y convertirla en una masa de mercado capaz de competir con la industria de energía convencional en su propio terreno. Sin embargo ahora, el debate sobre las subvenciones solares que se está produciendo en la sociedad alemana amenaza con cambiar esa tendencia.

Gracias a su impulso agresivo en energías renovables, Alemania cuenta con el mayor mercado de sistemas fotovoltaicos del mundo. Sus sistemas para transformar la energía solar en electricidad son aproximadamente la mitad del total mundial de instalaciones y es el tercer mayor productor de células solares y módulos, después de China y Japón.

Los conservadores pretenden que el nuevo gobierno de Ángela Merkel suprima los incentivos gubernamentales que apoyan el desarrollo solar. Argumentan que la energía solar está creciendo tan rápido que amenaza con sobrecargar a los consumidores con subidas en las facturas de electricidad.

Los partidarios de la energía solar, sobretodo los empresarios, advierten que la reducción de incentivos privará a Alemania de su liderazgo en una industria de futuro y ponen como ejemplo a Estados Unidos y Japón, cuya industria de energía solar se desvaneció cuando los subsidios del gobierno se hicieron menos atractivos.

Aducen que si las propuestas que plantea la Unión Democrática Cristiana de Ángela Merkel se adoptan matarán a la industria. El creciente mercado de Alemania ha traído inversores de Canadá, Noruega y los Estados unidos. Más de 400.000 personas trabajan en la industria fotovoltaica, que ayuda a reactivar regiones deprimidas como la parte oriental del país. Q-Cells, el fabricante más grande del mundo de células fotovoltaicas incrementó sus beneficios durante el primer trimestre de este año en un 63%. Muchos alemanes se preguntan si el país se puede permitir el lujo de desaprovechar esta oportunidad.

Joachim Pfeiffer, uno de los parlamentarios que trabaja en la elaboración del plan para reducir los incentivos asegura que no pretenden la masacre de la industria solar, pero que para que la tecnología fotovoltaica tenga futuro “no podemos tener excesos ahora”.

La ley de fuentes de energía renovables exige a las empresas poder comprar toda la energía alternativa producida por estos sistemas a un fijo por encima del precio de mercado durante 20 años. Es un incentivo poderoso para que las empresas instalen paneles solares, ya que garantiza un rendimiento fiable para sus inversiones. Los propietarios de viviendas y los agricultores se lanzaron a instalar paneles solares gracias esta ley.

A pesar de ello, y de que la cantidad de energía generada por estas instalaciones se incrementó un 60% en 2007, la energía solar sólo representa el 0,6% del total de la electricidad de Alemania, frente al 6,4% de la eólica. Y esto en un país con un promedio de sólo 1528 horas de sol al año, menos de un tercio de horas de luz solar.

Alemania obtiene el 14,2% de su electricidad de fuentes renovables de energía, muy por delante del objetivo de la Unión Europea para los países miembros para 2010. España, Francia, Italia y Grecia han aplicado los mismos incentivos que Alemania en lo referente a energía solar.

El hecho de que el volumen de energía solar generada esté aumentando rápidamente hace que los críticos sostengan que los costes se dispararán. Argumentan que añadirán unos ocho euros mensuales de subida a la factura eléctrica, frente al poco más de un euro actual, y si no se cambia la ley, la industria solar absorberá 120 millones de euros en subvenciones para el 2015.

Ericke R. Weber, director del Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar en Friburgo, estima que esta previsión es demasiado alta, ya que no cuenta con el aumento del precio de la energía convencional, y que el precio de la energía convencional y la energía solar será prácticamente el mismo en 2014 o 2015. Según él, la subvención real estará entre 40 y 60 millones de euros, una insignificancia si tenemos en cuenta que la industria en desuso del carbón alcanza los 180 millones.

Los defensores de la energía solar temen que la medida esté diseñada para favorecer a las grandes compañías que están detrás de las eólicas. La instalación de industrias de energía solar subvencionadas después de la reunificación de 1990 fue uno de los motores que impulsó el desarrollo de la antigua Alemania Oriental. Ahora, las empresas alemanas de esta industria están explorando nuevos mercados en el Mediterráneo, especialmente España, la India o Malasia.

Ángela Merkel, que siempre ha sabido guiñar un ojo al ecologismo, todavía no se ha pronunciado en el debate, en el que necesita a un socio más además del de coalición, el Partido Social Demócrata, para poder sacar adelante el proyecto. Ahora tendrá que demostrar a la ciudadanía si su alardeado ecologismo tiene base y fundamentos.

Vía | The New York Times

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