Si algo aprecio en este mundo de hipócritas es la coherencia. Soy de los que defienden que, si cada uno procurara ser coherente consigo mismo a diario, esta sociedad de mierda que hemos construido entre todos ganaría bastante.
La mejor prueba de ello es la actitud manifiesta de la empresa pública de limpieza de la ciudad, sí, aquella que trató de hacer del lema “tu ciudad, más limpia que ninguna” la frase de cabecera para cada uno de nuestros actos.
Pero lejos de quedarse ahí, en un mero eslogan testimonial, continuó con la extraña y poco frecuente costumbre de pregonar con el ejemplo, de ahí que, a la hora de propugnar una ciudad limpia y sostenible para el disfrute de sus habitantes, haya puesto en práctica la sana política de que sus empleados se desplacen en bicicleta para cumplir con su loable cometido y así evitar polución y ruidos a la ciudadanía.
Y hete aquí que ahora, cuando paseas tranquilo por las calles, te los ves venir a todo trapo por el recién inaugurado carril bici, como Indurain en contrarreloj del tour, enfundados en sus llamativos uniformes multicolores, prestos a acudir con diligencia a su cita diaria con la escoba, fieles a su compromiso inquebrantable con la ciudad que les paga.
Yo me siento especialmente orgulloso de ellos, a fin de cuentas viven de manipular las basuras y desperdicios de los demás, como yo mismo, porque esa actitud de coherencia con lo que son me hace soñar que, algún día, esta jaula de grillos donde convivimos pueda llegar a ser diferente.
Por eso, cuando los veo pasar a toda velocidad, los saludo desde la acera, como si de una competición de renombre se tratara, ante la mirada de asombro e incredulidad del resto de los viandantes, que se preguntan para sus adentros qué hace este loco pordiosero saludando a los basureros a su paso.
Es precisamente en estas ocasiones cuando me gustaría saber qué hacen ellos por la ciudad que los acoge bajo su manto y cuál es su grado de coherencia. Seguro que no cabría dentro de la sorpresa.
La mejor prueba de ello es la actitud manifiesta de la empresa pública de limpieza de la ciudad, sí, aquella que trató de hacer del lema “tu ciudad, más limpia que ninguna” la frase de cabecera para cada uno de nuestros actos.
Pero lejos de quedarse ahí, en un mero eslogan testimonial, continuó con la extraña y poco frecuente costumbre de pregonar con el ejemplo, de ahí que, a la hora de propugnar una ciudad limpia y sostenible para el disfrute de sus habitantes, haya puesto en práctica la sana política de que sus empleados se desplacen en bicicleta para cumplir con su loable cometido y así evitar polución y ruidos a la ciudadanía.
Y hete aquí que ahora, cuando paseas tranquilo por las calles, te los ves venir a todo trapo por el recién inaugurado carril bici, como Indurain en contrarreloj del tour, enfundados en sus llamativos uniformes multicolores, prestos a acudir con diligencia a su cita diaria con la escoba, fieles a su compromiso inquebrantable con la ciudad que les paga.
Yo me siento especialmente orgulloso de ellos, a fin de cuentas viven de manipular las basuras y desperdicios de los demás, como yo mismo, porque esa actitud de coherencia con lo que son me hace soñar que, algún día, esta jaula de grillos donde convivimos pueda llegar a ser diferente.
Por eso, cuando los veo pasar a toda velocidad, los saludo desde la acera, como si de una competición de renombre se tratara, ante la mirada de asombro e incredulidad del resto de los viandantes, que se preguntan para sus adentros qué hace este loco pordiosero saludando a los basureros a su paso.
Es precisamente en estas ocasiones cuando me gustaría saber qué hacen ellos por la ciudad que los acoge bajo su manto y cuál es su grado de coherencia. Seguro que no cabría dentro de la sorpresa.
4 comentarios:
Bueno, cada cual con su coherencia personal. Nunca se sabe el punto de lógica y consecuencia que podemos relacionar con algo que hayamos pensado antes como lógico y consecuente. De pronto la coherencia nos pega un bofetón, y casi sin darnos cuenta nos vemos dando tumbos lo más lejos posible de nosotros mismos, y al diablo todo tipo de comprensión.
PFfffff
besos
Pues mira, yo haría lo mismo. Saludarlos con mi mano. Pero no por coherencia , es que me haría gracia verlos a todo gas y de color butano je jeee
Saludos.
ESCRITOR UNIVERSAL PORTUGUÉS SUPERIOR: CRISTOVAO DE AGUIAR.
Él, también, ha traducido a portugués la abundancia de naciones por Adán Smith.
Lhe han concedido varios premios.
No olvidarte del nombre de este gran autor, tú oirá hablar de él pronto.
Gracias por tiempo gasto en cultura universal.
Agradece por visitar.
Yo he de decir que me siento orgulloso de los empleados de la empresa de limpieza de mi ciudad. Gracias a ellos, tumbarme en un poyete en plena calle es hasta más agradable si cabe.
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