Tres activistas sudaneses
continúan recluidos sin cargos en la prisión de Kober, en Jartum. Sus familias afirman
que muestran signos de haber sufrido tortura y otros malos tratos.
Mohamed Salah Mohamed Abdelrahman, Moamar Musa
Mohamed yTaj Alsir Jaafar llevan en prisión desde el 12 de mayo de 2014, tras
ser detenidos por agentes del Servicio de Inteligencia y Seguridad Nacional
(NISS) fuera de la Universidad de Jartum.
El NISS ha rechazado cuatro solicitudes presentadas
por las familias de dos de ellos para poder visitarlos en la cárcel. También se
ha negado dos veces a aceptar la medicación que la familia de Taj Alsir Jaafar
ha intentado hacerle llegar a través de la oficina del NISS, alegando que sólo
se les permite enviarles algunas prendas de ropa.
El 13 de junio, más de 30 días después del
inicio de su detención, se permitió finalmente a las familias de Mohamed Salah
Mohamed Abdelrahman y Taj Alsir Jaafar visitarlos en la prisión de Kober, en
Jartum.
Mohamed le dijo a su familia
que está recluido en una de las celdas que se conocen como "los
frigoríficos", cuya temperatura se mantiene deliberadamente fría para
incomodar a sus ocupantes. La familia ha afirmado que Mohamed parecía mostrar
lesiones graves como resultado de golpes en todo el cuerpo, incluido su ojo
derecho.
La familia de Jaafar también
ha señalado que su allegado también mostraba signos de haber recibido palizas.
Afirman que tenía el rostro y las manos hinchadas, que éstas además le
temblaban y que parecía tener dificultades para mantenerse en pie.
Los tres son activistas juveniles, que
participaron en las protestas de la Universidad de Jartum a finales de marzo,
cuyo desencadenante fue la muerte del estudiante Ali Abaker Mussa Idris,
abatido por disparos de las fuerzas de seguridad en una manifestación, el 11 de
marzo.
Tanto Mohamed Salah Mohamed
Abdelrahman como Taj Alsir Jaafar han sido detenidos y puestos en libertad sin
cargos en numerosas ocasiones por sus activismo estudiantil.
Ali Abaker Mussa Idris,
estudiante de tercer año de Económicas, murió en el hospital el 11 de marzo
después de que las fuerzas de seguridad le dispararan durante una protesta
contra la última escalada de violencia en Darfur, que se calcula ha provocado
el desplazamiento de 50.000 personas.
A su funeral, al día
siguiente, asistieron alrededor de 1.000 personas; la policía dispersó a los
asistentes con gas lacrimógeno cuando empezaron a gritar consignas contra el
gobierno. En los días siguientes, varios activistas estudiantiles y abogados
fueron detenidos en torno a Jartum. Quedaron en libertad el 7 de abril.
Tras la muerte de Ali Abaker
Mussa Idris continuaron en la Universidad de Jartum los actos de protesta y las
sentadas exigiendo una investigación sobre su muerte y un entorno más seguro
dentro del recinto universitario.
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