En
Podemos Sevilla la demanda más recurrente es la de participación. No es casual
que en la mayoría de las intervenciones de los asistentes a sus asambleas
aflore esa necesidad que es fruto de otra no menor: que nadie gobierne mi vida,
o al menos que no lo haga sin rendirme cuentas.
Podemos
ha hecho de la participación de la gente en las decisiones su bandera. Algo mu
sano, sin duda. El problema es encontrar una fórmula ágil para llevarlo a la
práctica. Y en ello están.
En la
asamblea del pasado viernes se esbozó un modelo de organización provisional
hasta el definitivo que se acordará en la ‘Asamblea Sí, se puede’ del próximo
octubre. Es un esbozo porque aún quedan bastantes cosas por definir y por
perfilar.
El
afán por decidir en lo que nos afecta, por participar en las cuestiones
políticas de calado que a posteriori van a regir nuestras vidas, es una
reivindicación por la que ya clama buena parte de una sociedad hastiada de los
mecanismos políticos de los que se ha valido hasta ahora esta democracia minusválida
que vivimos. Sin embargo, hay que poner un especial cuidado a que dicho anhelo
no conduzca al surgimiento de círculos viciados de poder, ni tampoco a que las
decisiones perentorias se echen a dormir el sueño de los justos enredadas en un
laberinto sin salida.
Los
círculos de barrio son soberanos y la base de la toma de decisiones de Podemos,
pero a su vez la asamblea general también lo es en los temas relevantes, que
una vez sean aprobados en su seno se enviarán de nuevo a los círculos de barrio
para ser debatidos y votados de manera definitiva. Este esquema corre el
peligro de dibujar un circuito cerrado y circular, como de la Fórmula 1, en el
que puedes dar cuantas vueltas quieras sin encontrar nunca una salida.
Si el
proceso de debate ha sido a conciencia en los círculos de barrio y éstos ya han
decidido, debería bastar. El papel de la asamblea general se limitaría entonces
a la rendición de cuentas de las decisiones emanadas de los círculos.
Claro
que otro aspecto que necesita pulirse y bastante es la composición y el
procedimiento de votación en los círculos y en los demás órganos de la
formación política. La mejor álgebra democrática es la de un ciudadano, un
voto. Sin embargo, hay que poner un esmero exquisito para evitar que los votos
se puedan duplicar. Si no el destino irremediable es el tongo.
¿Cómo
se contabilizan los votos de los círculos de barrios? ¿Tiene la misma capacidad
de decisión un círculo compuesto por veinte integrantes que otro de doscientos?
Son cuestiones a las que todavía faltan respuestas claras y que muchos
integrantes de Podemos formulan cada vez que tienen ocasión.
Luego
está la composición y el cometido de la Coordinadora de círculos. El viernes se
aprobó que cada círculo de barrio puede enviar a dos portavoces, con voz y con
voto, cada grupo de trabajo uno con las mismas atribuciones y cada círculo
sectorial otro, pero sólo con voz.
¿Los
portavoces de los grupos de trabajo también votan en su círculo de barrio
correspondientes? Si es así, ¿no están duplicando su voto de una manera
innecesaria? ¿Por qué si tienen votos los portavoces de los grupos de trabajo
no lo tienen los de los círculos sectoriales? A fin de cuentas, un círculo de
trabajo viene a ser como un grupo de trabajo dedicado a un tema específico y
concreto.
¿Qué
ocurre cuando no todos los círculos de barrio envíen a dos portavoces y haya
algunos que sólo puedan enviar a uno? ¿Tendrá la representación de manera
proporcional o sólo se le contabilizará en portavoz que ha asistido? ¿Cómo se
cuantifica el voto de cada portavoz de los círculos de barrio? ¿Todos valen lo
mismo; un portavoz, un voto?
Son dudas, muchas dudas, que pasan por las cabezas de los integrantes de la formación política y que ésta tendrá que resolver antes de octubre. Porque si no, ¿cómo se va a decidir la propuesta de modelo de organización que Podemos Sevilla va a defender y apoyar en la ‘Asamblea Sí, se puede’ del próximo otoño? La respuesta tendrá que estar lista a lo largo de este verano.
Son dudas, muchas dudas, que pasan por las cabezas de los integrantes de la formación política y que ésta tendrá que resolver antes de octubre. Porque si no, ¿cómo se va a decidir la propuesta de modelo de organización que Podemos Sevilla va a defender y apoyar en la ‘Asamblea Sí, se puede’ del próximo otoño? La respuesta tendrá que estar lista a lo largo de este verano.
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