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26 junio 2013

Griñán se quita de encima la diana



En aquel “congreso procesión” del PSOE-A celebrado en Sevilla en el que José Antonio Griñán fue elegido secretario general del partido y Manuel Chaves lloró como un niño al que le acaban de quitar su pelota, el nuevo líder de los socialistas andaluces apostó por la renovación y, de una forma especial, por propiciar el relevo generacional en las filas del partido.

Fue por esa causa que en la nueva ejecutiva regional andaluza surgida de aquel cónclave los puestos de mayor peso específico recayeron sobre gente muy joven a las que los más veteranos tildaron incluso de inexperta y que crearon no poca intranquilidad en más de uno por el hecho de dejar en sus manos la conducción de la federación más poderosa del PSOE.

Hoy, durante la celebración del debate del Estado de la Comunidad, el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ha puesto la guinda final a aquel propósito al anunciar que no optará a la reelección como candidato y que va a proponer a su partido la limitación a dos mandatos de la permanencia en el cargo. El asunto ha sorprendido a todos por inesperado y por el momento en que se produce.

El propio Griñán ha afirmado a su llegada al parlamento que no es una decisión tomada a la ligera, sino que ha sido “muy, muy pensada”. Lo que no ha dicho es que tendrá consecuencias y tampoco ha desvelado las claves que encierra. Porque además del relevo generacional y de aquello de predicar con el ejemplo, la marcha del presidente tiene otras lecturas en muy diversos ámbitos.

La primera de ellas es la clave interna en un aparato como el del PSOE donde casi nada es fruto de la casualidad. Fuentes cercanas al líder andaluz aseguran que la decisión se ha tomado pensando en el ámbito de Andalucía y no en Madrid. Aunque es cierto que, como ha reconocido Odón Elorza en Twitter, es una decisión valiente que “tendrá derivadas”.

Griñan pactó un calendario con Rubalcaba, pero como afirma un destacado dirigente sevillano, su salida lo cuestiona, porque “es insufrible y nos estamos desangrando”. De alguna manera el andaluz le está enseñando la puerta de salida al secretario general, por mucho que desde Madrid aseguren que no les afecta.

La otra clave es el socio de gobierno, Izquierda Unida, que ha sufrido un cambio en la dirección durante su recién celebrada asamblea de Andalucía. Antonio Maíllo, el nuevo coordinador general, ha irrumpido con mucha fuerza, pero no forma parte del Gobierno andaluz. Además está la decisión aprobada en la asamblea de discutir con la militancia los presupuestos andaluces de 2014 durante su tramitación parlamentaria. “Eso nos lo tenemos que comer nosotros”, afirman fuentes muy cercanas al presidente.

Y la tercera cuestión es la presión a la que se ve sometido el presidente por el escándalo de los ERE. Con esta maniobra, Griñán deja sin diana al PP andaluz. Se quita de encima el punto de mira y es como si les robase la escopeta a los populares. Entre otras cosas porque el nombre de su más que previsible sucesora, la actual consejera de Presidencia, Susana Díaz, no aparece ni por asomo en ninguno de los miles de folios del mayor expolio de la historia a las arcas de la comunidad.

Con este panorama, en la reunión urgente de la ejecutiva que se celebrará mañana se convocarán las primarias para el mes de julio. Veteranos dirigentes del partido en Andalucía descartan que se presente otro candidato diferente al que ya está en la mente de todos: Susana Díaz. “Puede que lo haga algún outsider que busque su minuto de gloria” —aseguran— “pero ninguno con el peso específico suficiente”. Los militantes elegirán en el verano a la que con toda probabilidad será la primera presidenta de la junta de Andalucía. Lo único que queda por determinar es cuándo se producirá el anunciado relevo.

La foto es de El País.

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