La corte Suprema de los Estados Unidos ha concedido el
pasado 18 de octubre la suspensión de la
ejecución de Anthony Haynes, afroamericano de 33 años que lleva 13 años en
el corredor de la muerte por un asesinato cometido cuando tenía 19 años.
La ejecución estaba prevista para ese mismo día, el 18 de
octubre, a las seis de la tarde. Unas dos horas y media antes, sobre las tres y
media, la Corte Suprema anunció que había decidido conceder la orden de
suspensión, por siete votos contra dos, con el fin de dar más tiempo para
decidir si se examinaba el fondo de la petición de la defensa del condenado. Si
la Corte decide no aceptar el caso, la suspensión de la ejecución quedará
anulada. La Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas ya había votado
contra el indulto.
La Corte deberá decidir ahora si admite la alegación de que Haynes
había recibido una asistencia letrada inadecuada durante su etapa judicial de
determinación de la pena en 1999, cuando su abogado no presentó al jurado
argumentos a favor de que no se le condenara a muerte.
La petición presentada ante los tribunales federales iba
acompañada de declaraciones firmadas de más de tres decenas de personas que
afirmaban que el delito en cuestión no era propio de un joven al consideraban
respetuoso y no violento. Muchos de ellos han manifestado que estaban
dispuestos a testificar en el juicio, pero que los abogados defensores no se
pusieron en contacto con ellas.
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