Hay que ver lo que han mejorado los socialistas desde que
Alfredo Pérez Rubalcaba se hizo cargo del barco progresista para liderar la
travesía del desierto a la que los condenaron los tres últimos procesos electorales
celebrados en el país.
El ejercicio de coherencia política que está efectuando el
más grande partido de la “izquierda” española es de tal magnitud que ha logrado
mermar las distancia insalvable que lo separaba hasta hace poco de las
exigencias de cientos de miles de ciudadanos que les negaron el apoyo en las
urnas.
Tan es así que Rubalcaba ha cortado por lo sano y ha
decidido incidir aún más si cabe en las miserias de un partido que es incapaz
de mostrarse ante los ciudadanos liberado de las contradicciones internas y las
incoherencias de las que viene siendo preso durante los últimos años. A
Rubalcaba, el teatro nunca se le dio bien y por ello se muestra más veces al
desnudo que ataviado.
Ese ejercicio de coherencia colosal ha sido latente
especialmente en los últimos días con los diferentes escándalos que nos han ido
asaltando el ánimo a los españoles, para nuestra desgracia.
Así, se
han negado a la comparecencia de Carlos Dívar, el Presidente del Consejo
General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo que tiene por costumbre
tomarse “semanas caribeñas” a todo tren en hoteles de lujo de Marbella a costa
de todos los ciudadanos. Porque callar al que puede aportar luz se ha
convertido en los últimos tiempos en un ejercicio de transparencia en este
país.
De la misma manera se
oponen a la creación de una comisión de investigación en el caso Bankia,
quizás porque el agujero no es lo suficientemente grande, ni las consecuencias
que está ocasionando, como para que sus señorías se molesten. O tal vez porque
el olor a mierda puede acabar asfixiando a los que pagamos las consecuencias en
nuestras carnes y eso no hay quien lo soporte. Y, por si fuera poco, encima pretende
cargarse a quien lo cuenta.
Y, para colmo, se niegan, en sospechoso contubernio con el
Partido Popular, a
rebajar el presupuesto de la Casa Real, que apenas tienen para llegar a
final de mes, no como el resto de españoles que vamos sobrado. Tal vez por esa
precariedad tan latente, a algunos de sus miembros les haya dado por llevárselo
calentito antes de que se acabe la fiesta. Aunque, eso sí, el cabeza visible no
sabía nada al respecto, por supuesto.
¿A alguien le extraña que ahora coja la cantinela con el IBI
de la Iglesia y la revisión del Concordato, cuando no lo hizo mientras estuvo
en el poder? Si es de pura coherencia. Sólo es cuestión de escuchar bien a los
ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario