El pasado día 12 el gerente de Tussam, Manuel Torreglosa, impartió una de las charlas para explicar a los trabajadores el plan de viabilidad de la empresa. Durante tres días consecutivos, y en tres turnos diarios, explicó a quien quiso oírlo sus planes para equilibrar la empresa y sacarla del atolladero en el que se encuentra sumergida.
No sería descabellado afirmar que por esos encuentros pasaron alrededor de un millar de empleados, ansiosos por adivinar el futuro que se les venía encima y la forma en que iba a ser afrontado. La expectación generada, y también -por qué no- la ilusión, jamás se habían visto antes en la compañía de transporte.
Hay que reconocer que es un gesto que le honra, porque en la empresa municipal no están muy acostumbrados a que quien toma las decisiones dé la cara ante los trabajadores y explique el porqué de las medidas.
Como trabajador de la compañía, y como periodista, acudí al encuentro y lo conté vía Twitter, porque me pareció lo suficientemente relevante para la actualidad de la ciudad y por lo novedoso del caso.
El directivo cuantificó la deuda de la empresa en 76 millones de euros, en su mayor parte en costes financieros, y afirmó que la tarifa es de las más bajas con un coste real de viaje de 1,30 euros.
Puede que sin saberlo (o tal vez no,, sólo él lo sabe) Torreglosa estaba vaticinando de alguna manera parte de lo que vendría apenas dos semanas más tarde: el incremento de las tasas municipales en un 3% lineal, incluida la tarifa de Tussam, que el Pleno del Ayuntamiento aprobó ayer con la mayoría “absolutísima” del Partido Popular.
A pesar de que no quería hablar del recorte salarial que se estaba negociando con los sindicatos, se abordó cuando se concedió el turno de palabra a los asistentes. Dicho recorte también se aprobó ayer en el Pleno en el que se abordó el programa de aplicación del plan de ajuste estatal para el pago a proveedores.
Lo que no imaginaría el gerente en aquellos momentos (o si lo sabía lo disimuló maravillosamente bien) es que el acuerdo de ayer iba a dejar en el aire sus palabras ante la mayoría de los empleados de la empresa.
Porque allí no se mencionó nada de incrementar la jornada a 37,5 horas a la semana y porque dio por hecho que el ayuntamiento incrementaría las partidas para la compañía de manera gradual y en proporción al esfuerzo a realizar por la plantilla, cosa que tampoco se hará realidad. Todo lo tumbó de un golpe el Pleno de ayer.
Su plan de convertir la deuda de 76 millones en sólo 8 al alcanzar el 2016 se quedó en nada y unas negociaciones con la representación sindical que ya tenían el acuerdo prácticamente cerrado, con rebaja salarial incluida, se han ido al traste de la noche a la mañana.
Ahora, por esa manía que tienen algunos políticos de hacer justamente lo contrario de lo que han prometido, la sombra de la huelga en feria planea de nuevo sobre la empresa. Y lo que no es nada baladí; el compromiso de un gerente con toda su plantilla se ha ido al garete, se ha despeñado por el desagüe de las palabras que se lleva el viento.
Los sindicatos saben muy bien que aplicar esa jornada supone a la larga despidos y dificultades muy serias para absorber a la bolsa de eventuales, que es un compromiso electoral de Zoido y un acuerdo unánime del Pleno del Ayuntamiento de Sevilla, el mismo que ayer aprobó los nuevos recortes.
La plantilla de Tussam tiene todo el derecho a sentirse engañada y manipulada por un nuevo incumplimiento de los políticos que dirigen la cosa pública. La historia vuelve a repetirse con distintos protagonistas, pero siempre los mismos en el papel de víctima.
1 comentario:
Mmientras el tal Zoido, ese rostro de la derecha, nos ha mentido, se regalan tarjetas gratuitas a pensionistas de rentas altas, se entregan 60 mil euros a la copa Davis y se contrata asesores, como el tal Cortés padre de la niña asesinada de Huelva, cuyo salario puede ser una sorpresa. Y ahora a nosotros nos esquilman más de mil euros anuales y trabajar 112 horas más al año.
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