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11 octubre 2011

El útlimo hito de la era Arizaga

Que Carlos Arizaga se marchó a lo grande de Tussam lo demuestra la publicación hoy en El Correo de Andalucía de los últimos datos relativos a su etapa al frente de la empresa: 2,5 millones de usuarios perdidos en lo que va de año. La mayor caída de viajeros en los últimos 7 años, precisamente los que él ha estado al frente de la compañía.

A Arizaga, que no le gusta que se cuenten estas cosas en los blogs –sobre todo si quien lo hace es un subordinado-, el cuerpo no le da de sí para tanta gloria. A pesar de que la crisis pueda tener su impacto en lo referente al número de viajeros transportados por la empresa municipal de transportes urbanos, es incuestionable que bajo la persistencia contundente de su reiteración año tras año (más de 10 millones desde 1999 hasta 2010) se esconde una pésima gestión que ha situado a la empresa en el peor momento de su historia. Él ha sido el máximo responsable de dicha gestión durante los últimos siete, que no sólo del cobro vive el hombre.

Ya el propio Alcalde, Juan Ignacio Zoido, una vez aterrizado el nuevo equipo, cifró esa mala gestión en 70 millones de euros, provenientes del déficit que el anterior equipo municipal transfería a la empresa de transportes. Es innecesario explicar, por obvio, que ni la plantilla ni sus salarios tienen nada que ver en el asunto, pero sí un gerente que permitía al equipo de gobierno hacer con la compañía lo que le viniera en gana sin que nunca se escuchase su voz para oponerse. No es el caso del de Giralda TV, por poner un ejemplo.

Y eso que, cuando le interesaba, bien que se explayaba a través de los medios con cualquier asunto. Recuérdese si no cuántas veces ha salido la dirección de la empresa a los titulares de los medios para defender que la permanente pérdida de viajeros no tenía apenas repercusión en las cuentas negativas de la empresa. Guillermo Gutiérrez y el propio Arizaga entre otros.

Lo de Carlos Arizaga es tan inexplicable que cuesta entenderlo sin la mediación divina de un santo loco y estrafalario. A pesar de ostentar la inmensa mayoría de los records negativos de cuantos gerentes han pasado por Tussam, entre ellos el de gasto en publicidad a través de la AIE deSevilla en asuntos que nada tenían que ver con el cometido de la empresa y que dos trabajadores se hayan suicidado como consecuencia del clima laboral instaurado durante su mandato, todavía continúa cobrando su astronómico salario del erario público en el despachito que le han montado en la sede de Escuelas Pías. Zoido no ha tenido a bien todavía aclararlo.

Las malas prácticas que caracterizaron a la compañía durante dicho período aún se mantienen en determinados reinos de taifa, como lo prueban las recientes filtraciones a la prensa de información no autorizada, como aquella reciente del presunto recorte en el salario de los trabajadores. O el hecho de que la información que aparece hoy en el excelente trabajo de Javier Alonso en las páginas de El Correo pertenece a un informe que se ha presentado esta misma mañana al consejo de administración de la empresa. Lo que pone de manifiesto que al nuevo gerente trabajo no le va a faltar.

La recuperación de los viajeros que nos han abandonado durante estos últimos años es una piedra angular de cara a la futura viabilidad de la empresa. Eso ya no lo cuestiona nadie. Con la aprobación de la tarifas que entrarán en vigor en el próximo año se ha perdido la oportunidad de utilizar una herramienta de primer orden para lograr dicho objetivo.

No parece demasiado razonable, dados los tiempos que corren, que un jubilado con renta superior a los 1.500 euros mesuales pague la irrisoria cantidad de 15 euros por viajar de manera gratuita durante todo el año y no se haya establecido una tarifa social para quienes más están pagando las consecuencias de la crisis. Ahí es donde de verdad se demostraría que Tussam está con los sevillanos.

Como también se echa de menos la implantación de algún tipo de aliciente para que quien en la actualidad opta por el vehículo privado se sienta atraído a utilizar el transporte público. Y no tiene por qué reducirse sólo a las restricciones del tráfico en el centro y al manido incremento de la velocidad comercial, sino a una política global de prioridad para el transporte público de viajeros que permita que los ciudadanos se sientan tentados de utilizarlo.

La eficacia y la rapidez son dos pilares básicos para conseguirlo, es cierto, pero también la eficiencia a la hora de gestionar los recursos públicos y una apuesta decidida por parte del Ayuntamiento para hacer del servicio de autobuses algo útil y que esté alejado de las pugnas políticas en las que habitualmente se ha visto envuelto.

Arizaga ya no está, para regocijo de quienes allí trabajan. Ahora el reto es dar los pasos necesarios en el camino adecuado para ir logrando con esfuerzo y trabajo los objetivos y recuperar el prestigio de una empresa que ha prestado servicios a los sevillanos de los que siempre se han sentido orgullosos. Más de cincuenta años en la vida cotidiana de los habitantes de Sevilla hacen que merezca la pena intentarlo.

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