Esta misma tarde arranca la campaña del candidato socialista a la alcaldía de Sevilla, Juan Espadas. El pistoletazo de salida se producirá con un acto que se espera multitudinario en el Palacio de Congresos de la ciudad y al que ya han confirmado su asistencia 500 asociaciones y entidades vecinales y alrededor de 300 miembros de redes sociales y blogueros, con una zona 2.0 a su disposición.
En ese mismo escenario, no hace todavía un año, fue elegido secretario general del PSOE de Andalucía José Antonio Griñán. Al igual que en aquella ocasión, un equipo de intrépidos reporteros de Jack Daniel’s Blog y Sin futuro y sin un duro se desplazará al lugar de los hechos para contaros con detalle cuanto allí acontezca.
Más allá de las propuestas y el programa de cada aspirante, no es intrépido afirmar que, de cuantos candidatos he visto concurrir a las elecciones municipales de la ciudad en la que vivo, Espadas es el que lo tiene más difícil de salida. Y ya he visto unos cuantos. Los motivos son cada día más evidentes.
Primero porque el efecto dominó del desgaste del gobierno de Zapatero puede arrastrar a más fichas de las que un principio se pensaban. El Presidente goza del dudoso privilegio de ser el gobierno de la nación que ha llevado a cabo el mayor recorte social de la historia de la democracia y ahora está más que decidido a retrasar la edad de jubilación y recortar el cálculo de las pensiones, aún a costa de que le pueda costar su segunda huelga general como Presidente del Gobierno a las mismas puertas de las municipales y autonómicas.
El férreo abrazo de Zapatero a las políticas más neoliberales ha puesto de manifiesto, además de una servidumbre antes desconocida ante esos dictadores de nuevo cuño que son los mercados, que esta socialdemocracia que nos gobierna está enferma de gravedad, no es la que necesitan los ciudadanos para garantizar sus derechos e impulsar políticas de progreso estables que no sean derribadas al primer envite de los especuladores y está pidiendo a gritos un regeneración creíble.
Si se produce el voto de castigo combinado con una elevada abstención, la debacle en los ayuntamientos y comunidades autónomas puede ser aún peor que la sufrida en Cataluña. Zapatero podrá presumir de haberse inmolado él solo en beneficio del partido, pero se llevaría por delante a muchos alcaldes y presidentes de comunidades que igual no son merecedores de tan severo castigo.
El otro handicap al que se enfrenta Espadas emana, cómo no, de los insondables manantiales de su propio partido. A pesar de que el actual alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, ya ha anunciado por activa y por pasiva que ha llegado la hora del candidato y que no va a obstaculizar la campaña electoral de Espadas, su particular manera de proceder en este asunto no gusta a casi nadie. Y por si no fuera bastante, el sector del partido afín al actual alcalde no se esmera en disimular el poco o nulo entusiasmo que le provocar el tener que apoyar a un candidato que no es de su total agrado.
Tanto la ciudadanía, que no acaba de entender tal redundancia de mensajes rimbombantes cuando la ciudad vive permanentemente al borde de la polémica, como los propios militantes del partido, que no dudan a la hora de exteriorizar su malestar y sus quejas por las actuaciones y las continuadas salidas de tono del alcalde, parecen creerse las palabras del regidor.
La última de las paridas ha sido la nefasta acogida que ha tenido una campaña publicitaria impulsada por Monteseirín bajo el título “Sevilla se ve” con la que pretende realzar los logros de sus tres mandatos consecutivos como alcalde.
La inoportunidad del ejercicio de autobombo no podía ser mayor, ahogados como estamos por una crisis económica que nos asfixia y que amenaza dejarnos sin respiración y con las finanzas del Ayuntamiento cogidas con imperdibles para evitar que caigan con estrépito en el abismo de la ruina.
Con la cantidad de recortes que se están imponiendo en todos los ámbitos municipales, ese dinero bien que se podía haber empleado en paliar alguno de los devastadores efectos de la crisis. Más que empatía, dada la situación que vivimos, la campaña en sí parece estar diseñada a propósito para provocar más desapego todavía en el sevillano de a pie.
De forma paralela y como una sombra tétrica que amenaza el desarrollo de la campaña, los incomprensibles errores de gestión siguen empañando la actuación cotidiana de un Ayuntamiento al que ya el tiempo parece pesarle en demasía.
Con estos naipes tras el reparto de la baraja, si Espadas consigue ganar la partida habrá que irlo inscribiendo en el libro Guinness de los récords y otorgarle todo el mérito casi en exclusiva a él.
1 comentario:
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