Hossein Khezri, miembro de la minoría kurda de Irán condenado a muerte por enemistad con dios (moharebeh), ha sido trasladado de la prisión de Oromieh, en el noroeste de Irán, a la capital iraní, Teherán.
El pasado 13 de enero, funcionarios del Tribunal Revolucionario de Oromieh informaron su hermano de que la Fiscalía había enviado la orden de ejecución, por lo que el riesgo de que ésta se lleve a cabo es inminente.
Su abogado ha confirmado que ha sido trasladado a Teherán, pero ignora el motivo. Al parecer no se le ha notificado la fecha de la posible ejecución. Sin embargo, en Irán las ejecuciones se llevan a veces a cabo sin comunicarlo al abogado del condenado, como prescribe la ley.
Su hermano ha manifestado que Hossein le dijo a principios de enero de 2011 que hacía poco lo habían presionado para que “confesara” delante de una cámara su participación en un conflicto armado y en el homicidio de varias personas. Hossein se negó a hacerlo y dijo que él no había matado a nadie.
Zeynab Jalalian, de 28 años y miembro también de la minoría kurda de Irán, está igualmente condenada a muerte y corre el mismo riesgo de ejecución. Está empeorando de unos problemas de vista que padece como consecuencia, posiblemente, de golpes que recibió en la cabeza durante su interrogatorio. Según informes de Amnistía Internacional, las autoridades de la prisión le niegan el acceso a un oftalmólogo.
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