Como muy coherente no parece el hecho de pagar 20 millones de euros a la constructora Sacyr para que termine las setas, para luego reclamarle que devuelva 18,5 por unos supuestos fallos en el proyecto que recaerían bajo su responsabilidad. Máxime cuando una decisión de tal calibre se toma bajo la responsabilidad del voto de calidad del alcalde, es decir, más solo que la una y conta viento y marea.
No se si Monteseirín se ha dejado por el camino su proverbial capacidad negociadora o si es que, a estas alturas de la legislatura y con la que ha caído, ya no le sobran ganas para emprender empresas titánicas, pero ¿no se podría haber llegado a un acuerdo negociado que permitiera que tan ingente cantidad de dinero público no saliese de las arcas de la ciudad?
Quizá el alcalde no lo tenga tan claro como quiere aparentar y lo único que pretende es ganar tiempo de cara a la deseada inauguración para después olvidarse para siempre del asunto o bien que se ocupen otros una vez que él ya no esté.
Con estas actitudes, no es de extrañar que, según un informe de Facua-Andalucía, la segunda cuestión por la que más se quejan los sevillanos se corresponde con las actuaciones municipales. Lo que me extraña es que aún no haya alcanzado el top del ranking.
No hay comentarios:
Publicar un comentario