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30 julio 2010

La irreductible aldea gala de Avenida de Andalucía, 11

«El PSOE ha llevado a la bancarrota a Tussam tras 11 años de gobierno de Monteseirín»

Lo ha dicho Ignacio Flores, concejal de Partido Popular y su representante de dicho partido en el consejo de administración de Tussam, ése que se ha reunido hoy para aprobar un crédito y que se les puedan abonar los salarios devengados a esos supermillonarios de los trabajadores.

Lo dije yo mucho antes en este blog. En Tussam se están saldando viejas cuentas en todos los órdenes y se utiliza impunemente a la empresa y sus trabajadores como rehenes, aunque para ello haya que saltarse la ley y al que la inventó. Ya se sabe que para esta gente, la ley existe sólo si les toca la parte ancha del embudo, para lo demás no hay ley que valga, porque ellos sienten y piensan que están por encima de la ley.

A día de hoy, y a las horas en que escribo este post, los trabajadores de Tussam todavía no han cobrado ni la nómina del mes que agoniza, ni la paga que deberían de haber percibido, según el convenio colectivo vigente, a lo más tardar el pasado día veintidós. Pero a ellos no les va nada en el envite, ellos no tienen la premura del banco con las hipotecas, el recibo de la luz y del agua y el resto de los etcéteras.

Es un incumplimiento flagrante de la ley que afecta directamente a mil quinientas familias de esta ciudad, pero da igual, el caso es joder, pasar factura a una plantilla que se niega a las imposiciones caciquiles y caprichosas de un alcalde al que, si no le das la razón, pasas a ser automáticamente su mortal enemigo.

Muchas de esas familias, la gran mayoría, están soportando como pueden las dificultades, sin levantar la voz, sin “secuestrar” Sevilla, sin molestar a nadie. Tal vez si lo hiciéramos, de nuevo el aparato mediático se lanzaría sobre nuestras yugulares sin dudarlo un momento.

Pero ahora somos buenos, porque no protestamos y aguantamos el castigo que nos impone un ayuntamiento que se ceba con unos trabajadores que no quieren plegarse, que resisten y defienden lo suyo con las únicas armas que tienen a su disposición. Tan sólo le hemos hecho una huelga en Feria, pero deberían haber sido muchas más, hasta desbancarlos de un poder que les viene grande y que utilizan a su antojo y para su exclusivo beneficio personal.

Este alcalde ha perdido la talla moral que le quedaba, si es que alguna vez tuvo alguna, y ha arruinado cuanto ha pasado por sus manos. Luego vendrá el troll de turno a decirnos que algo bueno sí que habrá hecho. Y he de darle la razón; lo mejor que ha hecho es anunciar que no se presentará de nuevo, algo que debió hacer después del primer mandato.

Pero que no se le olvide una cosa a este demócrata sui genéris; aún sin nuestros salarios en nuestras casas, a pesar de haber cumplido con el trabajo que lo genera, siempre existirá allá en los confines del reino, lindando con la frontera de la Avenida de Andalucía, una pequeña e irreductible aldea gala que resiste heroicamente a los envites del dictador.

El César abandonará definitivamente su trono, por voluntad propia o asaeteado a puñaladas por sus incondicionales de siempre, pero la resistencia de esos galos a las imposiciones y a la sinrazón forman parte del genoma de una tribu que está acostumbrada a luchar, porque nunca le han regalado nada y porque sabe, mejor que nadie que están locos estos romanos.

Actualización 10:20 horas: El César no aporta ni una sola solución, no esboza ni una medida, no ofrece ni un razonamiento creíble. Su receta es única e incombustible: optimismo a grandes dosis. Así nos va.



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