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01 octubre 2015

Ser sindicalista te cuesta la cárcel en Myanmar

En Myanmar ser sindicalista se ha convertido en toda una hazaña. Dos activistas sindicales de dicho país están siendo juzgados por asesorar sobre sus derechos laborales a trabajadores en huelga del sector de la confección, ése en el que las grandes multinacionales textiles campan a sus anchas y pagan salarios de miseria —rayanos en la esclavitud—, para que nosotros vistamos sus creaciones mientras ellos atiborran sus bolsillos a raudales. Otros dos dirigentes sindicales ya han sido condenados a dos años y seis meses de prisión por liderar y apoyar las reivindicaciones de los trabajadores. Es obvio que nos encontramos ante delitos de lesa humanidad: apoyar a trabajadores que pretenden librarse de las cadenas que los oprimen.

El estudiante Naing Zaw Kyi Win y su hermano mayor, Thu Zaw Kyi Win, fueron detenidos tras prestar apoyo a los trabajadores del sector de la confección, entre otras cosas asesorándolos sobre sus derechos. Los empleados, de fábricas situadas en la zona industrial Shwe Pyi Thar de Rangún, se declararon en huelga el 2 de febrero y organizaron campamentos de protesta y marchas para exigir aumentos salariales. Un hecho tan grave para los intereses de estos especuladores de la vida ajena no podía quedar sin castigo.

El 24 de febrero, Naing Zaw Kyi Win fue detenido por agentes de policía vestidos de civil en el domicilio de un operario. Su hermano mayor fue detenido el 4 de marzo, cuando acompañaba a los trabajadores en huelga que intentaban trasladar la protesta a Sule Pagoda, cerca del ayuntamiento de Rangún. Los dos hermanos están siendo juzgados por el Tribunal Municipal de Yankin por incitación a la comisión de delitos "contra el Estado o contra el orden público", en aplicación del artículo 505.b del Código Penal de Myanmar, y se espera que pronto se dicte sentencia.

Los operarios y líderes sindicales Myo Min Min y Naing Htay Lwin fueron detenidos el 20 de febrero poco después de dar una conferencia de prensa para explicar las reivindicaciones de los trabajadores. El 11 de septiembre fueron condenados a dos años y seis meses de cárcel, en aplicación del artículo 505.b del Código Penal de Myanmar, por protestar sin autorización y violar las condiciones de la autorización para manifestarse —artículos 18 y 19 de la Ley de Reunión y Marcha Pacíficas—. Los cuatro están actualmente recluidos en la prisión de Insein, en Rangún.

Thu Zaw Kyi Win ya habías sido condenado anteriormente por su activismo pacífico. El pasado 3 de junio, mientras estaba recluido en la prisión de Insein por los cargos que pesan contra él actualmente, el Tribunal Municipal de Shwe Pyi Thar lo condenó a un mes de cárcel por manifestarse sin autorización en relación con una protesta por el juicio de un compañero activista.

En Myanmar, los defensores y activistas de derechos humanos son detenidos y recluidos por el mero hecho de ejercer pacíficamente sus derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica. En dicho país se utilizan diversas leyes para penalizar estas libertades, como el artículo 505.b del Código Penal o la Ley de Reunión y Marcha Pacíficas. 

El artículo 505.b prevé hasta dos años de prisión para toda persona que incite a otras a cometer delitos "contra el Estado o contra el orden público". La Ley de Reunión y Marcha Pacíficas estipula que los manifestantes deben pedir autorización para manifestarse y permite a las autoridades denegar las solicitudes que supongan una amenaza a "la seguridad del Estado, el Estado de derecho, el orden público y las leyes vigentes". El artículo 18 prevé hasta seis meses de cárcel por manifestarse sin permiso, mientras que el artículo 19 prescribe hasta tres meses de prisión por quebrantar las condiciones en las que se concede la autorización para realizar la protesta. 

Las restricciones del derecho a la libertad de expresión que imponen estas leyes están formuladas de una manera excesivamente amplia y vaga que puede dar lugar a la extralimitación y a la discriminación en su aplicación. Además, las noticias que se reciben sobre las prisiones apuntan a las malas condiciones de reclusión en Myanmar, ya que revelan la falta de acceso a tratamiento médico adecuado, agua potable, alimentación nutritiva y agua para asearse.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Realmente increíble....


Saludos