“La prensa nacional traga con lo que le dicen, pero la extranjera suele hacer sus deberes. Por profesionalidad, y también porque no están con la espada de Damocles de saber que, según de qué informen y cómo lo hagan, se juegan quedarse sin subvenciones y publicidad institucional.”
Lo escribió ayer José M. Guardia en su blog Barcepundit, en referencia al eco de unas palabras del Ministro de Fomento, José Blanco, en el Financial Times.
Y no le falta razón. Aquí, durante años, el caballo de batalla de los medios en relación al conflicto de Tussam y su grave situación económica ha sido el volumen del gasto en personal de la empresa. Jamás se ha publicado nada sobre los sueldos de los directivos, ni sobre el más que sospechoso engorde de ciertos capítulos de gastos a los que jamás se mira ni cuestiona.
Ha bastado que el Gobierno anuncie los recortes y se extienda como una plaga su aplicación por la geografía variada de todas las instituciones del país para que se abra la veda.
Ahora, como por arte de birlibirloque, los dirigentes de la empresa no cesan de recibir llamas en sus móviles a diario de periodistas ansiosos por conocer lo que ganan los directivos de la empresa.
¿Qué por qué no llaman directamente a los directores y les preguntan? Porque la empresa, como ha ocurrido siempre, sólo da a los medios la información que le interesa. Eso no ha cambiado nada, el punto de mira y los intereses que mueven a algunos periodistas y a sus medios sí. Así de simple y así de vagos.
28 mayo 2010
El punto de mira de los medios
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