Manolo Saco
"Hoy como ayer, las gaviotas carroñeras y reidoras, unas con puñetas en la toga, otras con el escudo del cangrejo dibujado con un yugo y unas flechas en ese lugar donde los demócratas llevamos el corazón, quieren desplumarlo para adornar una vez más sus sombreros de caza con las plumas del pobre garzón real.
Las gaviotas, reunidas en un foro supremo, exigen al amigo Félix que les observa que les dejen cazar en paz, que respetemos todos sus apetitos depredadores. Quieren infundir respeto y lo único que consiguen sus señorías gaviotas, con sus graznidos y su dieta de basurero, es infundir pánico a toda la fauna que les observa, la que vuela por los cerros de Úbeda y la que habita por estos valles."
Más en "La fábula del latís ridibundus y el garzón real".
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