Aníbal González fue un arquitecto que creó escuela en Sevilla. Buena parte de los monumentos arquitectónicos más celebres de la ciudad se los debemos a su figura.
La Sevilla negra de entonces lo atacó y lo obligó a dimitir como arquitecto director de la Plaza de España en 1926, argumentando que las dos torres que hoy flanquean la plaza eran un “pastiche regionalista sin valor de futuro”. Era la Sevilla que reniega de sus hijos, la parte de la ciudad egoísta a la que sólo le preocupa sus intereses particulares y después no tiene reparo alguno de inflarse el pecho de sevillanía de cartón piedra. La misma de la que hoy son herederos aquellos que se niegan sistemáticamente a que la ciudad evolucione y avance hacia el futuro. Una lacra inmemorial que azota a Sevilla casi desde el inicio de los tiempos.
La Sevilla de hoy ha decidido saldar de una vez por todas la deuda que arrastra con Aníbal González y le va a levantar un monumento en el entorno de la plaza por la que fue tan atacado.
Os dejo aquí una presentación con las maquetas inscritas en el concurso de ideas celebrado al efecto, que están expuestas en el Ayuntamiento de Sevilla desde ayer hasta el próximo trece de diciembre. El jurado tendrá en cuenta la opinión popular a la hora de emitir su fallo, por lo que los visitantes podrán votar por la que les parezca más adecuada.
Las imágenes han sido tomadas del Flirck de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Delegado de Urbanismo de la ciudad. En su blog también puedes votar en una encuesta al efecto.
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03 diciembre 2009
Monumento a Aníbal González en Sevilla
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2 comentarios:
Sevilla siempre me ha recordado a un cuadro de Goya: Saturno devorando a sus hijos. Después, un pequeño homenaje, una plaquita y asunto arreglado.
Saludos.
AdP: Sí, ésa parece ser la tónica habitual, para nuestra desgracia.
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