Hay marejadilla en el Ayuntamiento de Sevilla. Y no sólo es por el ya habitual desmarque pactado entre las formaciones que constituyen el pacto de gobierno municipal, PSOE e IU, cuando se van acercando unas nuevas elecciones. La estrategia electoral lo dictamina así y ya se ha convertido en algo tan tradicional como la iluminación navideña.
Lo que esta vez ha hecho saltar todas las alarmas en Plaza Nueva son las encuestas de intención de voto que manejan tanto socialistas como populares. Dichos sondeos coinciden en que, de celebrarse hoy las municipales, el PP obtendría mayoría suficiente para gobernar la ciudad.
Aunque todavía queda año y medio para los próximos comicios, la cosa no deja de ser preocupante por varios motivos. El primero de ellos es que el PSOE todavía no tiene definido a su candidato. No está nada claro que el Alcalde vaya a repetir por cuarta vez consecutiva y, si lo hace, tampoco se conoce con qué compañeros de viaje. El segundo es la incertidumbre de los resultados que obtendría Izquierda Unida, tras la polémica gestión que ha hecho Torrijos durante su mandato y las excesivas contraprestaciones obtenidas por una formación con tan sólo tres concejales. Que el PSOE necesita de IU es más que evidente, lo que se cuestiona es el sobredimensionado precio que se ha pagado por ello.
A estas alturas de la película, se me antoja bastante difícil reconducir la situación. El modelo de ciudad es excelente y la transformación que ha sufrido Sevilla incomparable, aunque en algunos casos se puedan poner pequeñas pegas a los procedimientos elegidos. El resultado es innegable y así lo perciben la mayoría de los sevillanos. Lo que no se entiende de ninguna manera es el poco rédito que se la ha sabido sacar a esta circunstancia.
Los problemas surgen en las gestiones llamadas menores, pero no por ello menos determinantes. Un ejemplo claro es el caso de Tussam, una empresa que es el soporte básico de más de mil quinientas familias. Mientras Torrijos ha manifestado por activa y por pasiva que es necesario reconducir la situación y eliminar al principal causante de la misma, el ínclito Arizaga el acosador, el Alcalde apuesta por mantenerlo en su puesto contra viento y marea de manera incompresible, a pesar de que la situación de la empresa vuelve a deteriorarse gravemente y siempre por el mismo problema; la completa ineptitud de este señor para mantener y desarrollar unas relaciones laborales normales en el marco de una sociedad democrática y su enfermiza obsesión por convertir a la empresa en su cortijo particular.
Para reconducir la situación y volver a ilusionar a la ciudadanía hay que tener un proyecto, es cierto, pero no basta sólo con eso. También hay que efectuar los cambios necesarios para que ese proyecto sea creíble. Y el Alcalde, hasta ahora, en este sentido se ha mostrado demasiado dubitativo.
Sólo indecisiones de este tipo y actuaciones a medias tintas harían posible que alguien con un programa tan mediocre como Zoido se hiciese con la alcaldía de la ciudad más deseada por el Partido Popular.
2 comentarios:
Visto lo vito. lo hecho por Torrijos y su modelo "SOSTENIBLE TRASVERSAL Y A PEDALES" la cosa en cláve electoral, anda bajo minimos.
A cuál pajara en puerto de montaña y con atisvos de deserciones masivas. Y sencillamente cuando se trata de gestionar ...CÓmo dice Carlos herrera " Éste elemento de instintos primitivos y de pensamientos fecÁles, no cuenta con la aprovación de los sevillanos , incluido los mas adeptos camaradas ".
Ahi tiene Torrijos, motivos para querellarse con HERRERA por insultos y daños morales. ¿ A que está esperando?.
Eso si, que se page los abogados de su bolsillo. Faltaria más
saludos Grego.
Anónimo: a mí también me sorprendieron los ataques virulentos de Herrera. Y sí, creo que hay motivos para una querella.
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