"Esto me pasó por dar información a los militares y escribir lo que no se debe. Cuiden bien sus textos antes de hacer una nota. Atentamente Bladimir".
Es el texto de la nota que apareció sobre el cuerpo inerte del periodista Bladimir Antuna, encargado de cubrir las informaciones policíacas en el diario El Tiempo de Durango. Su cuerpo fue encontrado anoche sin vida en la colonia Obrera de Durango, muy cerca del lugar donde había sido secuestrado el día anterior.
Según fuentes extraoficiales, el cuerpo del periodista presentaba huellas de tortura, quemaduras y estrangulamiento. La muerte se produjo por asfixia. El periodista había recibido amenazas de muerte en los días anteriores a su secuestro.
En mayo de este mismo año también fue ejecutado en plena Carlos Ortega Melo Samper, corresponsal del mismo periódico en la localidad de Santa María del Oro.
Está claro que lo de ser periodista en México es algo más que una profesión de alto riesgo, porque ya raya en la temeridad. Nunca resultó más barato liquidar al mensajero y utilizar a su vez su cuerpo sin vida para enviar un mensaje inequívoco.
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