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11 octubre 2009

Javier Arenas, el nerviosismo del político que gusta que le limpien los zapatos

Ayer escribí en este blog que notaba demasiado nervioso a Javier Arenas. Hoy me llevo la sorpresa a través de un post en Netoraton de que, por lo visto, no soy el único que se ha dado cuenta. Miguel Ángel Vázquez también lo había percibido y dio cuenta de ello en su blog el viernes pasado. No creo que sea una coincidencia, sino algo que se le está escapando de las manos al propio Arenas.

En las dos últimas sesiones plenarias ha pasado de la gracieta o del recurso dialéctico ingenioso a la invectiva o el ataque personal. Hace quince días vomitó con tono de asco: “Éste es tonto”. Ayer, ya a micrófono abierto durante su turno en las preguntas al presidente de la Junta, descerrajó otra lindeza cargada de odio: “Es un pobre hombre”. No sé si actúa así por agotamiento, por el nerviosismo que anida en su partido con el escándalo Gurtel o porque le molesta sobremanera que un diputado raso le dirija la palabra, se mida con él de tú a tú. Al señorito (la famosa foto del limpiabotas lo retrata) no se le puede ni toser.

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