Antes de decidirme a escribir sobre lo que me está pasando en el trabajo, pregunté a un amigo vía Twitter:
-Si tuvieras que escribir un artículo sobre mobbing en el que tú fueras la víctima ¿cómo titularías?-
-Uff, es un tema espinoso que, en primera persona puede quedar pretencioso y falso... No me sale nada coherente ahora mismo, lo siento.- me respondió.
Me decidí entonces por contar los hechos tal y como los había vivido y aportar cuanta documentación poseía. La reacción de la gente en los comentarios no se hizo esperar. Compañeros y amigos en la vida real y de la virtual se volcaron dándome muestras de apoyo y de ánimo para afrontar el momento. Muchos enlazaron el texto y otros lo reprodujeron íntegro en sus propios blogs.
Desde entonces evito referirme a menudo al caso, porque estas cosas son difíciles de digerir y no conviene obsesionarse con ellas. Es mejor mirar hacia adelante, haciéndole frente por su puesto, pero sin enfrascarte en el victimismo y sin aislarte en el corazón del problema. Hay vida al margen del acoso y también hay blog.
Pero la interactividad que caracteriza a la red es imparable y uno no puede mantenerse al margen de ella porque sería como no estar en la red. Cuando escribí el segundo post basado en una anécdota inesperada en mi nuevo lugar de trabajo, los rss hicieron como siempre su trabajo y, amén de los comentarios y enlaces de muchos amigos, comenzaron a llegarme correos electrónicos con testimonios de gente que ha vivido situaciones parecidas, algunos de ellos incluso en Tussam.
Me parecería un gesto egoísta no compartir dichos testimonios con los lectores de este blog, guardando en celoso secreto la identidad de los mismos, porque lo importante en este caso es lo que cuentan y no quién lo cuenta.
Un compañero de Tussam me escribe:
“Hola Verdugo, soy XXX, acabo de recibir tu blog, solo quiero darte mi apoyo a la lucha que llevas, ya que yo estoy en las misma circunstancias y me veo solo sin apoyo ninguno, al no disponer de estos medios de los que tu dispones, yo desde que pasó lo que tu sabes me pasó estoy sufriendo tal acoso que no me permite estar trabajando mas de un mes seguido sin caer en la puta depresión a la que estoy metido desde entonces, con el agravante de creer ellos que dichas bajas son fingidas. En cuanto a mi sindicato, tuve que dejarlo porque desde Septiembre hasta la fecha no han sido capaces de poner una demanda por mobbing.
En fin chaval te deseo logres bajarles los humos a ese … que desde que vino no ha hecho más que cacicadas.”
El otro correo que me ha impactado por ser de quien es me lo envió uno de los hermanos de José Luis Alonso, el compañero desaparecido en trágicas circunstancias a finales del pasado año y entre otras cosas dice así:
“Hola, Gregorio. Me acaba de llegar tu última comunicación en el blog, y ahora comprendes mejor que nadie como me siento yo, cuando para mí han sido los culpables de la muerte de mi hermano.
Un abrazo y que ningún hijo de … te haga perder los nervios, ese es el objetivo final del mobbing.”
A ambos no puedo sino agradecerles la confianza depositada en mi persona como destinatario de sus revelaciones y todo el apoyo y el ánimo recibido.
Y a la red, gracias por ser como es.
Änimo,Jack,no cambies nunca!!!
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Carpe-diem: procuraré no hacerlo, no creo que a mi edad se pueda ya. Gracias por los ánimos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acabo de leer el otro post (que se me había pasado) a través de este.
ResponderEliminarEstoy contigo! Dales caña!!
Gracias Coyote, intendo defenderme como mejor sé, además de los abogados, porque también me sirve de terapia hablar del tema.
ResponderEliminarEs muy fácil dar ánimos desde este lado del anonimato, pero intenta que se siga conociendo el abuso de poder que se ejerce en Tussam. Si el problema llega a molestar a quien nombra a los manijeros, éstos son removidos. Pero alguien tiene que ser la punta de la flecha y... ¡te ha tocado! ¡Cuídate y suerte!
ResponderEliminarAnónimo: todos los ánimos son bienvenidos y agradecidos. Los manijeros saben qué está ocurriendo, su silencio lo único que puede significar es complicidad, porque si no es así no sé a qué están esperando para poner fin a esta barbarie.
ResponderEliminarEl nepotismo viaja en Tussam: así podrías titular lo que sucede en esa empresa y el mobbing que sufres por ser leal a los principios que deberían guiar a quienes reciben, gracias a miles como tú, la confianza de los ciudadanos. De esas actitudes nace el desencanto del que luego se extrañan. La única receta que se me ocurre, aparte de protegerte las espaldas fieramente, es información, publicidad y desenmascaramiento público, a ver si por vergüenza se portan como dios, marx o la decencia mandan.
ResponderEliminarAnónimo: me gusta ese titular. En todo eso que dices estamos, espero que salga bien.
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