Esto de la corrupción debe ser tan contagioso como la gripe porcina, porque ya hasta las ONG se meten de lleno en el fangal y se ponen hasta las cejas de mierda.
Lo que dudo es que aquí valga de algo la famosa mascarilla que se ha puesto tan de moda en México. Quizás por eso, porque un trozo de tela en la nariz no nos evitaría el contagio, es por lo que algunos ciudadanos ya han decidido organizarse, cómo no, en un decidido viaje desde la red al mundo real.
Tal vez sea una buena idea empezar a clamar por la necesidad de transparencia y limpieza para conservar la buena higiene del Estado de Derecho. Aunque visto lo visto en las pasadas elecciones, parece que el deterioro de la democracia a los españoles nos la trae floja.
Genio y figura cervantinos, con un par.
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