El II Congreso de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), celebrado en Espartinas durante el pasado fin de semana ha pedido a través del manifiesto aprobado, la aprobación urgente de una ley que regule el derecho a la información de los ciudadanos y los derechos y deberes de los informadores.
Están tan obsesionados con salvar al periodismo que incluso confunden los objetivos. Entiendo que el derecho a la información de los ciudadanos está más que regulado y protegido por la Constitución Española, por cuyo cumplimiento han de velar los tribunales de justicia. Mejor no tocarlo.
Si los periodistas creen, en su desesperación por combatir el ciclón que está tambaleando a la profesión, que una regulación proveniente de los poderes públicos va a mejorar o incluso solucionar su situación, allá ellos.
A los ciudadanos que nos dejen a un lado. No soy demasiado partidario de las regulaciones a mansalva, creo que el ser humano tiene una desmesurada capacidad para enturbiar lo que era meridiano cuando se pone a regular.
La concepción de los derechos y libertades, cuanto más amplia y cuantos más quepan en ella, mejor. No sé por qué siempre tengo la sensación de que cuando se habla de regulación se está queriendo decir restricción. Y además, creo que el término en sí alberga un miedo inexplicable al concepto de libertad.
Como decía Juan Ramón Jiménez; ¡No le toques ya más, que así es la rosa!
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