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03 abril 2009

La primera línea ante la crisis de los medios ha caído. Sálvese el que pueda


Confundir realidad con normalidad puede acarrear serios problemas, porque con demasiada frecuencia la realidad cotidiana se muestra adornada con adjetivos paranormales. Es el viejo lema de que la realidad supera con creces a la ficción, que suele cumplirse casi siempre con rigurosidad matemática.

Algo parecido fue lo que ocurrió durante la celebración de la mesa “Precariedad laboral: los medios locales digitales, la primera línea ante la crisis” el pasado martes en el marco de las V Jornadas Nuevos Tecnologías para Nuevos Periodistas organizada por la APDA en el CEADE de Sevilla.

La primera conclusión que extraigo es que si ésta es la primera línea ante la crisis, se puede afirmar sin temor alguno a equivocarse que los periodistas, y quienes aspiramos a serlo en un futuro próximo, estamos apañados.

Vaya por delante mi felicitación a APDA por organizar unas excelentes jornadas y por atreverse a incluir un tema así para el debate con la que está cayendo en la profesión. Esto indica que todavía hay periodistas valientes que pretenden coger el toro por los cuernos sin más ambages y que la situación empieza a ser realmente preocupante.

La exposición por parte de los representantes de los tres medios digitales locales allí presentes -abcdesevilla.es, diariodesevilla.es y elcorreodeandalucía.es- comenzó con una fábula de Esopo de la que nadie de los asistentes tenía constancia.

Un relato magnífico en el que Caperucita se había metido a redactora de un diario digital despojada de su caperuza roja, tecleando como una posesa artículos de actualidad sobre un portátil ultraligero y con el soporte del lobo feroz como fotógrafo.

Todo un lujazo imaginativo y fantasioso al alcance de muy pocos. La moraleja del cuento no se hizo esperar: 150 € mensuales por cuatro horas de trabajo de lunes a viernes para los becarios. Las aclamaciones de admiración del público no se hicieron esperar, por supuesto.

Luego vino el baño de realidad, la que no tiene que ver con los becarios y sus tristes circunstancias, sino con los profesionales que trabajan en los medios. Y la mano de pintura de realidad recalcitrante le correspondió el honor de aplicarla a Javier Padilla, de ABC de Sevilla.

En resumen, lo que Javier vino a explicar es que de una plantilla de 25 trabajadores en la edición digital, casi la mitad se regían por el convenio de la prensa y el resto por el convenio propio de ABC. Aunque las condiciones laborales en lo relativo a horarios y trabajos a realizar son prácticamente las mismas para todos, en el tema de los salarios los primeros cobran aproximadamente el 60% de lo que perciben los segundos. Todo un dechado de igualdad y de la aplicación a rajatabla de aquel viejo axioma anarquista de a igual trabajo igual salario. Todo ello aderezado en un monísimo powerpoint elaborado al efecto.

Me parece de especial gravedad tener que vivir en tu puesto de trabajo una situación así –Javier no es culpable de la política de recursos humanos de la empresa en la que trabaja-, con dos clases de trabajadores a dos velocidades distintas, porque es un ejemplo clarificador de lo que está ocurriendo en la profesión. Al periodismo le hace falta un baño urgente de solidaridad y compañerismo tras años en que cada uno ha ido a lo suyo sin importarle un bledo lo que le ocurriese al de al lado.

Pero lo desesperante vino después, cuando tras un provocación –quiero entender que fue así y que no iba en serio- de Javier F. Barrera, el personal de la sala –la gran mayoría estudiantes de periodismo de CEADE, aplaudió a rabiar de manera inconcebible el hecho de que ésa y no otra realidad era la que se iban a encontrar cuando acabasen sus estudios y se incorporaran al mercado laboral, porque por tan estrecho aro han pasado todos y debe ser así por una especie de sentencia bíblica allende los tiempos.

Esa “venganza generacional”, como la ha denominado Juanlu Sánchez, tan irracional y tan escasa de sentido común supone incapacitar de antemano a generaciones de periodistas para efectuar el trabajo que tienen encomendado con la libertad y la dignidad exigibles y necesarias.

Porque ¿cómo van a ser capaces los encargados de denunciar las injusticias del mundo y de defender las libertades, la democracia y el Estado de Derecho de cumplir con esa sacrosanta tarea si están condenados de antemano a soportarlas en sus propias carnes?

Yo, personalmente, no creo que ese sea el camino adecuado para la tan necesaria dignificación de la profesión ni tampoco, como defienden algunos, la mejor manera de aprender el oficio. Eso sólo tiene un nombre y lo demás no son más que triste eufemismos. Eso se llama, sencillamente, explotación y todo lo demás son ganas de maquillar el muñeco.

La verdad es que el poco futuro que se esbozó durante la celebración de la mesa era bastante oscuro, tirando a negro, y no se pusieron sobre el tapete del debate alternativas para combatir la situación, con lo cual pocas conclusiones aparte de la decepción se pueden sacar, salvo la incansable e impagable labor como anfitrión de esa maravillosa persona que es Juan Benítez. Gracias a todos por el trato humano recibido.

4 comentarios:

BenitezDelgado dijo...

De verdad Gregorio, que te has pasao ;) Soy normal tirando a trabajador, y prefiero estar callado si no lo tengo claro. Todo lo demás es pura coincidencia.

Por otra parte, evidentemente estamos viviendo un momento en que todo es explotación en el mundo del periodismo.

Uno de los problemas reales, creo yo, es la ilusión por conseguir algo, la voluntad y la perseverancia por trababajar dando noticias, cuando realmente nos hacen altovoces de intereses económicos, tanto en los contenidos como por el continente.

Eso, el cortijo cerrado de la comunicacion en Andalucía y en Sevilla, y los empresarios no dispuestos a pagar son nuestra lacra.

Algún día te contaré mi historia, que todavía te hará reflexionar más, y espero que no cambie tu manera de verme ;)

Gregorio Verdugo dijo...

Juan: te aseguro que me he quedado corto.
Es cierto que la explotación es una lacra en general y estoy de acuerdo contigo en que es necesario fomentar la ilusión por hacer las cosas de manera diferente. Vosostros, organizando este tipo de encuentros, ya ponéis vuestro granito de arena. Es necesario recuperar la ilusión por la profesión más bonita del mundo y cuantos más trabajemos en esa línea mejor.
El día que me cuentes tu historia, seré todo oídos con unas cervezas mediante. Reflexionaremos juntos entonces y seguro que encontraremos sitios en los que coincidir y ánimos para empujar hacia el mismo lado. Por eso sé que no cmabiará mi manera de verte.
Un abrazo y gracias de nuevo.

dijo...

Bien apuntado lo del eufemismo. Invito a Benitez y a Jack a conocer mi voz (o mi susurro punki) en Todos Somos Empresarios.

Gregorio Verdugo dijo...

Tú: anotado queda.