De nuevo ha saltado a la palestra el manido debate de retrasar la edad de jubilación. Lo más curioso de este indigno tema es que siempre lo sacan los mismos. Me gustaría que algún día saltara a los medios, como propone Ramón Lobo, la opinión de quienes malviven en un puesto de trabajo malparado, riesgoso, que no le aporta casi nada en su realización como persona y en el que se encuentra a disgusto, es decir, la inmensa mayoría de los trabajadores.
Si la esencia del sistema capitalista imperante ha de basarse en que una gran mayoría de ciudadanos ha de joderse, trabajando como mulos hasta edades longevas, para que unos cuantos privilegiados se peguen la vidorra padre a partir de los cincuenta, está claro que el sistema no vale más que para tirarlo a la basura. Además de que se cepilla de un solo plumazo siglos de progreso social.
Ahora entiendo el desmesurado interés de los respectivos gobiernos de turno por mejorarnos la calidad de vida apartándonos por ley de vicios y adicciones poco saludables. No es que lo hagan porque estén preocupados por nuestra salud, sino por puro y duro negocio.
Digan lo que digan, lo ideal es jubilarse en vida. Y también lo justo.
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