Los blogs no se llevan bien con la política

Imagen: Cuatro tipos

El 28 de febrero, Día de Andalucía, la presidenta del Parlamento de Andalucía, Fuensanta Coves, reflexionaba sobre la necesidad que tienen los diputados de estar cerca de los ciudadanos y ciudadanas y ponía como ejemplo de comunicación directa los blogs.

Lamentablemente, con demasiada frecuencia, para los políticos abrir un blog se está convirtiendo más en una necesidad de marketing electoral que en verdaderas ganas de conversar con los ciudadanos a través de la red. Igual ocurre con las redes sociales, donde se ha detectado incluso negros que escriben en nombre del político de turno mientras éste va a su bola en otros quehaceres más propios del cargo.

José Luis Orihuela, o sea eCuaderno, lo explica para quien tenga a bien entenderlo. Los blogs son, por antonomasia, medios sociales, su capacidad de influencia se mide en mayor grado por su relación con otros entes semejantes en la blogosfera y por el eco que sea capaz de generar.

Un blog es como el sonar de las ballenas, que se repite en cada roca con la que va chocando allende los océanos. Y sirve para comunicarse públicamente, entiéndase aquí como predominante la función de comunicación sobre la de exposición pública y notoria de necesidad obligada para la supervivencia del político. Quienes lo leen y participan en él merecen un respeto.

Los blogs están contribuyendo firmemente a cambiar los modelos de comunicación tradicional, tienen su propio discurso, que es diferente al de cualquier otro medio. La verdadera pretensión de los blogs es cambiar el modelo de comunicación social vertical existente por uno más participativo y horizontal. No nos engañemos, un blog no va a ser nunca el altavoz de unos intereses determinados que no se correspondan con los de su autor.

En el blog, el interés que manda es el del propio editor y cualquiera es capaz de adivinar el propósito por el que lo hace. La agenda la marca el propio blogger, sin ningún tipo de imposiciones externas. Los medios chocan una y otra vez contra este muro de realidad sin saber cómo resolverlo. Les cuesta trabajo entender que sólo queremos hablar de lo que nos interesa y no de lo que nos impongan los contratos publicitarios ni las desviaciones del poder.

En los blogs no hay más filtros que los que el autor tenga en gana imponerse. No hay otro editor que el dueño del blog y no hay más control que la propia responsabilidad de hacerse uno dueño de sus propias palabras.

Es lo que me divierte, en lo que decido gastar mi tiempo y mi trabajo, mi parcela privada de libertad. Y no estoy dispuesto a que nadie me lo chafe. Es mi voz conversando abiertamente contigo, sin intermediarios, sin otras interpretaciones que las que tú y yo seamos capaces de discernir. Y es mi compromiso personal.

Y es, sobre todo, comunicación, ansias por decir algo y debatirlo, por escuchar y por aprender, por entender que la vida es un camino donde ningún paso es firme y todos son relativos. Por comprender que la cultura o es la acción de todos o no es, simplemente.

Y también es, cómo no, reconocimiento a la labor efectuada. Aquella máxima de al César lo que es del César. Porque es de bien nacidos reconocer de dónde nos viene lo que no es dado, como un bien infinito que nos hace crecer en nuestra dimensión humana, y permitir también, por qué no, que los demás sean capaces de crecer a costa de nosotros, de nuestros pensamientos y de nuestro trabajo.

Un blog es lo más parecido que conozco a la anarquía y eso no puede ser mala noticia, os lo aseguro.