El Papa nazi no para de confundirnos con sus soflamas desde tierras africanas. Se ve que el recio y pertinaz sol africano le debe tener aturdido el cerebro.
Al patinazo descomunal de su rechazo al preservativo en la lucha contra el SIDA, que propició la protesta de la comunidad internacional y de no pocas organizaciones, incluidas algunas desde el seno de la propia Iglesia, viene a sumarle ahora una especie de reflexión mística y trascendental que mantendrá en el desvelo a más de una mente preclara.
Durante un encuentro con los representantes de la comunidad musulmana de Camerún en la nunciatura apostólica de Yaundé, Ratzinger Benedicto XVI, el pontífice que se equivoca y levanta excomuniones a obispos que niegan el holocausto, vino a decir que la razón y la religión se necesitan mutuamente. O lo que viene a ser lo mismo, que la facultad de discurrir tiene la inexcusable necesidad (y obligación) de llevarse bien con la fe, porque si no dejaría de ser razón. Según su divina sabiduría, ahí radica el secreto indescifrable para superar la violencia y el totalitarismo religiosos. Ole tus guevos.
El pobre hombre no ha querido quedarse ahí, ávido como está de protagonismo y de titulares que hablen de su reino ya que no lo hacen los creyentes, sino que ha ido más lejos y ha añadido "que hoy una tarea particularmente urgente de la religión es la de manifestar el gran potencial de la razón humana, que es en sí misma un don de Dios y que se eleva mediante la revelación y la fe".
Si una razón que permite colegir semejante barbaridad como la del condón es un don de dios, no quiero ni imaginarme cómo será un castigo.
Porque si, mediante esa levitación inmortal por medio de la fe, el don de dios, es decir la razón, nos lleva a la conclusión de que el preservativo no vale para nada en un continente con 25 millones de personas infectadas (el 60% de todo el mundo), yo preferiría, es más hasta solicitaría encarecidamente, que dios se olvidara de mi razón y me dejara abandonado per secula seculorum en la más absoluta locura.
Y es que mantener que "la fe en Dios, lejos de perjudicar nuestra capacidad de comprendernos a nosotros mismos y al mundo, la dilata; lejos de ponernos contra el mundo, nos compromete con él" después de proclamar tal atrocidad es como para preguntarle si hizo rabona el día que explicaron aquello del “reflexionar, pensar, hablar acerca de algo, aplicar la inteligencia” con el que la Academia define el verbo discurrir.
Y, encima, nos tenemos que creer que ésa es su manera de comprometerse “fuertemente” en la lucha contra el SIDA. De seguir así, ya mismo me veo levitando entre sábanas vaporosas que buscan el cielo, como Remedios la bella.
6 comentarios:
soy una oveja descarriada lo sé
S.: Yo ya hace muchos años que me descarrié.
Lógico todo en la moral del papá. El Sida es el flagelo de los pecadores, por lo tanto, no usar el preservativo asegura la muerte de los pecadores sobre los cuales se pararán los justos. Este hombre, mortal aunque le joda, esgrime una razón que tiene su propia lógica: la muerte. Hoy la guerra Santa se viste con otras ropas. La ignorancia es un arma que apunta siempre a la cien de los más pobres, este hombre (aunque le joda no es divino)carga sus joyas, la cruz, el hábito y su boca... es la mejor arma de destrucción masiva.
Rosana: da gusto leer comentarios como el que acabas de hacer.
Un beso.
Este hombre es un sinvergüenza y un irresponsable. http://lilleskvat.blogspot.com/2009/03/el-papa-y-la-irresponsabilidad.html
Saludos,
Lille Skvat
http://lilleskvat.blogspot.com/
Lille Skvat: tienes toda la razón. He leído tu post y es francamente así.
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