Zoido ya ha hablado, por fin. Y, como no podía ser de otra manera, se ha manifestado con su habitual elocuencia y su razonamiento impecable, más propio de un científico que de un político al uso. Y es que este Zoido apunta lejos.
En relación con el juicio sobre el caso de las facturas falsas, en el que el jurado popular ha encontrado culpables a José Marín y José Pardo de malversación y falsedad documental, el insigne líder de la derecha sevillana ha pedido públicamente la dimisión del Alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, porque “el tiempo nos ha dado la razón y lo ocurrido no eran errores administrativos. Tanto Marín como Pardo, culpables por malversación de fondos públicos y falsedad documental, pertenecen al círculo de amigos del alcalde”.
Por esa misma razón, la amistad, y siendo coherente como sólo él sabe serlo, Zoido se ha apresurado en exigir a su propio partido que dimitan todos aquellos que pertenezcan al círculo de amigos de los imputados en el caso Gürtel y en la trama de espionaje desenmascarada en la Comunidad de Madrid.
Es muy probable que incluso él mismo se vea obligado a pedir su propia dimisión. ¿Acaso no tiene amistad con Gerardo Galeote, eurodiputado y compañero en el comité ejecutivo del PP, que se dedica a abrir cuentas en paraísos fiscales para el partido? ¿Y con los demás imputados en ambas tramas? ¿Tal vez con Fernando de Rosa, magistrado en excedencia y vicepresidente del Consejo General de Poder Judicial (CGPJ), quien, haciendo gala de la honorabilidad de su oficio, se dedica a mentir a los medios de comunicación? ¿O tal vez tenemos que llegar a la triste conclusión de que no tiene amigos?
Quizás por ello, acto seguido se ha visto obligado a acudir al INEM--dado que más de tres cuartas partes de los cargos del Partido Popular podría verse seriamente afectado- a insertar un anuncio ofreciendo empleo para aspirantes a políticos que sean solitarios y no cultiven amistad alguna, ni siquiera por Internet, auténticos ermitaños urbanos, que pongan todo su empeño en defender las políticas de transparencia y honestidad que distinguen a su formación desde el inicio de los tiempos.
Y es que Zoido, hay que reconocerlo así, cuando se pone se pone.
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